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Terminado el partido ante la Liga de Quito, el Rojo quedaba virtualmente afuera de la Copa Libertadores jugando como local, cuando todavía queda una fecha para completar el grupo. Las sensaciones tenían una mezcla de desilusión y resignación.


Sabiendo casi desde el comienzo que el Rojo tenía un plantel corto, que no podría abarcar dos competiciones como el torneo local y la Copa Libertadores, aún así a todos los hinchas nos hacía ilusión pelear un poco más el trofeo que nos tiene como máximos ganadores, sobre todo luego de tantos años sin jugarlo.

La realidad golpeó duro tras la primavera que significó la goleada a Peñarol en el debut, y una caída en la altura de Quito que si bien era lógica no se esperaba tanta diferencia. Pero el golpe empezó a gestarse con la derrota de local ante Godoy Cruz, impensada y a partir de errores propios.

Desde ese momento el Rojo sabía que tenía que salir a buscar los puntos que tanto necesitaba como visitante. Sin lograrlo en Mendoza, el empate lo condicionaba a ganar los dos últimos encuentros. El de anoche era el "ganable", dentro de los cálculos, para poder jugarse a matar o morir en Montevideo.

Sin embargo, ayer el Rojo, que otra vez se encontró con un gol sin haber hecho demasiado para merecerlo, y con un error del juez en la jugada previa, no supo capitalizar la ventaja. Fue un equipo embarullado, por momentos con un poco más de tesón que fútbol, que en el segundo tiempo no contó con la suerte que había tenido en la Sudamericana.

A la Liga el 0-1 no le caía tan mal, pero en el comienzo de la segunda etapa se dio cuenta de que ganaba el medio con poco, superaba físicamente a los volantes Rojos y llegó con chances un par de veces, y una de ellas con otro error de Independiente, llegó al empate.

El resultado final no generó en las tribunas ni desesperación ni angustia. La desazón dominaba, pero también esa suerte de sensación de cortar con una agonía que se venía prolongando y que era mejor terminar, para dedicarle toda la energía a sumar puntos en un torneo mediocre que con muy poco nos tiene a cinco de la punta, pero pensando en escapar a la zona baja de los promedios.

Emiliano Penelas

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