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El panorama se nubló en la Copa Libertadores y en el Clausura; precisa una buena cosecha por el promedio y la clasificación.

A Independiente ya no le queda resquicio. Si algún oasis le quedaba en la Copa Libertadores, lo perdió con la derrota por 3-0 con Liga Deportiva Universitaria. A partir de ahora, para bien o para mal y en ambos frentes, todo transcurrirá en el campo de la aritmética. Cuentas, sólo hace cuentas. Las ejercita en el Clausura, con el promedio que se debilitó tras 12 fechas sin triunfos en la sumatoria de ambos torneos. Y las repite más allá de la frontera, en el Grupo 8 del certamen continental, en el que todos tienen tres puntos. Así, la diferencia de gol se volvió fundamental para la clasificación. Sin haber dejado de lado ningún objetivo, cuentas, cuentas y más cuentas... Tantas que llaman la atención. Abruman.

"La derrota nos dolió, pero la potenció el 0-3. Con el 0-1 seguíamos como punteros en la zona y con buenas perspectivas para más adelante. Ahora todo va a estar muy peleado hasta el final porque se emparejó demasiado. Va a imponerse aquel que se haga más fuerte como local. Todo va a definirse en los últimos partidos y, tal vez, por la diferencia de goles. De entrada sabíamos que iba a ser una competencia muy pareja", comentó el DT Antonio Mohamed. Y parece que así será.

El entrenador también ensayó alguna explicación sobre la caída en los 2860 metros de Quito. "La altura se siente, pero no fue un detonante. Quisimos tener la pelota, pero eso poco sirve si después no se generan situaciones. El gol temprano que nos hicieron también influyó. Sentimos el impacto. Cambió la parte psicológica. En busca del empate se podían dejar espacios para el contraataque de Liga. La idea de juego estaba clara, por más que después recibimos más goles."

Es uno de los grupos más parejos de la Copa Libertadores. Todos tienen tres puntos: Liga Deportiva Universitaria, Independiente, Peñarol y Godoy Cruz. Los ecuatorianos quedaron al frente por la diferencia de goles: +2 contra 0 del conjunto de Avellaneda. Más atrás, los uruguayos y los mendocinos, ambos con una diferencia de -1.

Los Rojos saltan de una columna a la otra casi sin fijarse, con los objetivos mezclados. No pueden despreocuparse en ninguna. Y ya se preparan para el partido con Arsenal, pasado mañana, en Sarandí, en el que volverán la mayoría de los habituales titulares. Aunque no hubo confirmaciones, se estima que los únicos nombres que se repetirían del partido con la Liga serían los del capitán Carlos Matheu y Maximiliano Velázquez. También jugarían Andrés Silvera, Hernán Pellerano y Patricio Rodríguez, que apenas actuaron unos minutos.

Se impone la victoria, que a estas alturas parece un lejano recuerdo. Se necesita, además, para que la memoria no traiga postales indeseadas, como aquella del Clausura 2002, en la que Independiente acumuló 14 encuentros sin éxitos (ocho derrotas y seis empates), en la peor serie de su historia. ¿Más cuentas? Lleva 234 minutos sin goles a favor, ya que el último lo marcó Facundo Parra, en el 2-2 frente a Vélez, en la jornada inaugural.

"Tenemos que salir de esta racha. No hay que desesperarse. A no desesperarse y bancar más que nunca", opinó Matías Defederico, vía Twitter.

Eso sin contar el debilitado promedio. Las alarmas se encendieron en los últimos partidos y mucho más después de la caída con River por 1-0, el domingo pasado, en Avellaneda. Si antes de ese partido Mohamed ya había dicho que iban a ponerle más interés al campeonato local, ni que hablar después de la derrota con los millonarios. Por eso, varios de los habituales titulares incluso se quedaron en Buenos Aires, pese al desafío por la Copa Libertadores.

Independiente ensaya garabatos en su libreta. Son números. De los buenos y otros no tanto. Tendrá que afinarlos al máximo en los dos frentes que abrió en la primera parte de 2011.

Francisco Schiavo
Canchallena, 5 de marzo de 2011

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