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Independiente sigue sin poder ganar en el Apertura. En un pésimo partido de fútbol igualó 0 a 0 con Quilmes, que fue superior al equipo de Garnero. ¿Todavía se puede caer más?

Dos de los peores equipos del campeonato jugaron esta fría noche en el Libertadores de América el que probablemente sea el peor partido del Apertura.

Sin goles, sin llegadas de peligro en los arcos, sin siquiera conectar dos pases seguidos correctos entre jugadores de la misma camiseta, es muy difícil jugar al fútbol. Y sin embargo, dentro de este panorama, aún fue Quilmes quien mereció un poco más de suerte que el Rojo.

Poco hay para comentar de este partido que no se sintetice en las líneas que llevamos, pero sin embargo podemos decir que en el primer tiempo Independiente no creó ninguna situación de gol, y que en el segundo, con cierto empuje de Silvera (le sigue alcanzando un poco de amor propio para ser el que marca una pequeña diferencia en el gris panorama) y dos malogradas entradas al área de Parra, el equipo de Garnero levantó los pocos "uh" que se escucharon desde las tribunas.

El técnico, mientras, volvió a equivocarse con los cambios. ¿Alguien sabe por qué sigue jugando Maxi Velázquez? ¿Y de qué juega Mareque? ¿Por qué salió Lucas? ¿Y Tuzzio? ¿Y el Patito, por qué no estuvo desde el arranque? ¿Tanto había que esperar para ver una variable en el segundo tiempo? La gente cantó el original "hacé un cambio", pero Garnero no reaccionaba. Y luego, impaciente, el público volvió a cantar contra la Comisión, Comparada y Menotti. Algunos pocos pidieron otra vez al Tolo.

Por momentos pareciera que ni Mandrake salva a este equipo, que cuando parece asomar un poquito la cabeza (parte del partido con Newell's, alguito del jueves frente a Argentinos) la realidad le señala que tiene sólo tres puntos sobre 18 jugados en el torneo local, y que ha sido superado por todos los equipos que enfrentó.

Emiliano Penelas

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