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En medio de una ciudad colapsada por la lluvia, los apagones y sin transporte, el Rojo jugó su peor partido en mucho tiempo y cayó ante Vélez sin atenuantes por 3 a 0. Sobre la hora fue expulsado Vella. La semana que viene, el clásico con racing.

Nadie se salvó del desastre. Ni el gobierno de Mauricio Macri, hundido en las aguas de la lluvia que azotó a la Capital y la paralizó, ni la AFA, que igual decidió que se jugaran los encuentros a pesar de que las principales arterias (y muchas de las que iban hacia Liniers) estaban inundadas, no había trenes, subtes ni autopistas, ni Independiente, que jugó en la aciaga noche del viernes el peor partido en mucho tiempo.

Vélez, con un esquema práctico, y a pesar de contar con muchos suplentes, superó al conjunto del Tolo Gallego línea por línea, fue más ordenado y supo golpear en los momentos precisos. Porque el Rojo comenzó bien y tuvo un atisbo de rebeldía para torcer el encuentro, pero ambos momentos no duraron más que diez minutos en cada tiempo.

El resto fue aletargado, lento, impreciso. Ni siquiera Piatti, que había empezado escurridizo, pudo terminar de concretar alguna jugada positiva. Acevedo estuvo errático en los pases y sobreexigido en la marca, sin ayuda de Mancuello, y con Tuzzio y Galeano mostrando demasiadas falencias en el fondo. Tampoco terminó de entenderse la decisión de incluir a Hernán Fredes como titular, tan desafortunada como mantener a Patricio Rodríguez más de 50 minutos en el banco.

Sólo algo de Mareque, que mantiene su línea pareja de los últimos tiempos, el aporte voluntarioso de Silvera para pelear demasiado solo arriba, y lo poco que pudo entrar el juego el Patito (demasiado volcado sobre la raya izquierda) pueden rescatarse en un equipo que, como la noche, hizo agua.

Los de Gareca se adelantaron al término del primer tiempo gracias al Burrito Martínez, figura de la cancha, y cuando Gabbarini había evitado varias veces una nueva caída del arco Rojo, se encontraron con dos regalos del arquero. Primero un penal tonto a un jugador que se iba del área de injerencia. Luego, una pelota que se le va de las manos luego de bajar un centro en el área chica. Errores comprensibles quizás con el estado del campo de juego, pero demasiada ventaja ante un rival como el Fortín, en un equipo que pretendía mantener la punta.

Mejor pasar la página y olvidarse de este partido para pensar que dentro de ocho días llegará el clásico ante racing y ya se sabe... cueste lo que cueste, habrá que ganar.

Emiliano Penelas

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Anónimo dijo... 20 de febrero de 2010, 10:22 a.m.

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Anónimo dijo... 21 de febrero de 2010, 12:43 a.m.

Lo que me preocupa es que cada vez se parece mas a un equipo de Menoti: los 2 centrales en linea achicando casi en mitad de cancha. El adversario se dedica a tirar pelotazos cruzados a cualquiera que este parado entre ellos y cuando pasa queda solo frente al arquero. El otro sintoma es que aun arrancando de mitad de cancha dan 350 pases para ni llegar al area contraria.
Al menos contra racing no juega Vella, realmente desentona mucho.

La Caldera del Diablo dijo... 21 de febrero de 2010, 3:29 p.m.

Weimer: si viste el partido con Vélez, así es... y leé las declaraciones del Tolo...
Lo de los toques igual, viendo a Vélez daban ganas de decirle a los jugadores del Rojo que podían llegar al arco en menos de 35 toques.
Abrazo

Emiliano