0
No hubo caso. El Rojo colocó una malla de seguridad, seguridad en la baranda y amplió el pulmón con la Garganta del Diablo. Sin embargo, pasó de todo. También hubo incidentes con algunos dirigentes de racing y entre los jugadores, al final.

El primer clásico en el Libertadores de América era una prueba de fuego para la endeble seguridad que presenta desde la inauguración la tribuna visitante. A pesar de las reformas que hizo el Rojo, a pedido del Coprosede y por voluntad propia, los hinchas de racing tiraron cosas hacia abajo, saltaron el vallado y rompieron la lona y el alambrado sobre el final del encuentro.

La pregunta que flotaba en el aire de quienes presenciamos esos desmanes era qué más habrá que hacer para frenar esa violencia irracional. Descartadas las ideas de armar un foso con cocodrilos y leones, alguien sugirió traer desde Orlando a la orca de Sea World...

Líos en la manga
Al término del partido no sólo hubo incidentes en las tribunas de racing, sino también en el camino a los vestuarios, entre los jugadores. Según trascendió, algunos hombres de Independiente venían cantando como la hinchada eso de "se van para la B". El central de racing, Lucas Aveldaño, se cruzó con Gracián y Acevedo, aunque no pasó de un tumulto.

Previo al clásico también hubo encontronazos entre dirigentes de la academia e hinchas del Rojo, cerca de los palcos donde fueron ubicados los visitantes.

Publicar un comentario