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Independiente y Newell's jugaron un partido intenso en el que sólo faltaron los goles. El Rojo dejó una muy buena imagen, y fue el que más mereció quedarse con los tres puntos. Gran trabajo de Acevedo.

Lo más mentiroso del empate en Rosario no fue tanto la igualdad en sí, que puede considerarse más justa, pero que debió haber goles en el Marcelo Bielsa no hay dudas, como tampoco que el Rojo mereció un poquito más.

El principio y el final del partido fueron lo que Gallego pretende de su equipo. Ágil, rápido y tocando por abajo, Independiente fue prolijo en el traslado de la pelota y si bien descuidó un poco el fondo y favoreció el contragolpe de Newell's, la presión ofensiva pudo más y la solidez que mostró la defensa, de esforzado trabajo, suplió la falta de marca en el medio.

Justamente ahí fue donde se agrandó la figura de Walter Acevedo, figura del Rojo y uno de los mejores del partido, que no sólo colaboró en la marca sino que fue el distribuidor de fútbol para iniciar los avances. Encontró en Ignacio Piatti un muy buen socio, mientras que Silvera mostró destellos de su habilidad para dar y recibir la pelota, y cerca estuvo de definir.

El ingreso de Patricio Rodríguez y Leandro Gracián, en el segundo tiempo, le dieron al Rojo más dinámica. Mientras el Tano mostró destellos de calidad, el Patito estuvo impreciso en la mayoría de las acciones.

Los últimos 15' fueron de ida y vuelta, y con el Cuqui y Acevedo se pudo haber llegado al gol. El empate deja la satisfacción de haber mostrado un buen rendimiento, en un estadio difícil. Las bajas (Galeano y Busse llegaron a la quinta amarilla) son las que marcan los interrogantes para el próximo encuentro.

Emiliano Penelas

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