Editorial 118 - Campañas y campañones

Luego de las polémicas declaraciones de Bochini y sus repercusiones, tratamos de ver qué es lo que se puede sacar en limpio de todo eso. Y del Apertura que termina.

Las declaraciones de Ricardo Bochini siempre suelen traer polémica cuando se trata de comparar el pasado con el presente. No se puede negar que el Bocha es el más grande ídolo que se haya puesto la camiseta de Independiente, que si el Club es lo que es se lo debe en parte a hombres como él y tantos otros que se cansaron de levantar copas.

Sin embargo, es innegable que el fútbol que vivió el Bocha y sus contemporáneos es incontrastable con el actual panorama, en todo sentido. Con dolor, podemos afirmar que Independiente jamás volverá a ganar cuatro Libertadores de manera consecutiva. Si sirve de consuelo, podemos agregar que nadie lo hará. El fútbol sudamericano (y el argentino, por supuesto) no podrá repetir un súpercampeón que se sostenga en lo económico y futbolístico como aquél Rojo de los '70.

¿Tiene razón Bochini cuando dice que el hincha de hoy cambió y está menos exigente? Sí y no. Sí, porque es cierto que el juego que hoy llamamos fútbol exhibe cada vez menos destrezas y más automatismo, y de a poco nos acostumbramos a eso. Sin embargo, cuando el Rojo lo único que mostraba era a sus jugadores comiéndose goleadas partido tras partido, sentir que este medio año el equipo dio más y se trabajó mejor también es merecedor de aplausos.

Luego, creo que todos coincidirán junto al Bocha, en que esto no nos conforma, que Independiente merece más por historia, pero que esta es una buena base para cimentar el futuro.

Creemos que este plantel -que difícilmente consiga entrar a la próxima Libertadores, mal que nos pese- con un par de buenos refuerzos, con los clásicos jugando en casa, con el trabajo realizado en los últimos años en Inferiores y en el semestre por Gallego y Menotti, puede darnos más alegrías. No está mal aplaudirlo, no está mal pedir y soñar con más.

Emiliano Penelas