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A Leonel Galeano no lo marean las luces del éxito: defensor titular, sigue viajando en colectivo, vive en una pensión y cursa 5° año en una nocturna. Y... tiene 18 años. Entrevista de Demián Meltzer en Olé.

Se levanta a las 7.45, toma el desayuno y 8.25/8.30 se sube al colectivo 159 en Parque Lezama hasta el predio en Villa Domínico. El entrenamiento arranca a las 9.30 y al mediodía hace el camino inverso, de regreso a la pensión en la que vive en Barracas. Almuerza a las 13, duerme una siesta de dos horas, o tres como máximo, de 17 a 19 tiene un tiempo libre, y a las 19.45 entra al Joaquín V. González, donde está terminando de cursar quinto año. Sale a las 23, cena, y cerca de la medianoche ya está descansando para arrancar de nuevo la rutina. Así es un día tipo de Leonel Galeano. El defensor que, con 18 años, fue titular en Independiente en las nueve fechas y que el domingo, ante Chacarita, metió su primer gol, no cambió una sola de sus costumbres. "Para mí es como a cuando estaba en mi división. No me afectó en nada. Sigo como siempre: estudiando y haciendo lo mismo que antes, con los pies sobre la tierra. Esto recién comienza y queda mucho por delante. No hay nada logrado ni ganado como para subirse a una moto. Y aunque lo tuviese ganado, tampoco. Hay que mantener la calma, la humildad y seguir trabajando para poder llegar a los más alto", le asegura el zaguero a Olé.

- ¿Qué pensás? ¿Te das cuenta dónde estás?
- Esto es un sueño. Jamás pensé que a esta altura del torneo iba a estar donde estoy. Cuando fui a la pretemporada, ya me parecía un logro importante quedar adentro del plantel.

- ¿Cuándo caíste que podías aspirar a algo más?
- En los amistosos. Y aunque el día del debut con Newell's cometí un error en una marca y perdimos 1-0, y con Tuzzio lesionado se habló de traer otro refuerzo, no bajé los brazos. La luché, me propuse corregir y me fui soltando y sintiendo más cómodo.

- Llegaste a Buenos Aires en el 2006, a los 14. ¿Qué cosas dejaste de lado?
- La familia no pudo venirse conmigo. Si me quedaba allá, iba a terminar saliendo de noche con mis amigos, je, cosa que acá no hago. Divirtiéndome como un chico. Al principio costó, pero me acostumbré. Si es lo que te gusta, no hay cosa que te pare. Con ganas y sacrificio, se puede.

- ¿Alguna vez pensaste en volverte a Miramar?
- No. Me dije que si no me daba para llegar, iba a volver sólo una vez que hubiera agotado todo para llegar a Primera. Extrañaba, pero mis papás me decían que si es lo que quería hacer, le diera para adelante.

- Y si no hubieses decidido apostar a esto, ¿hoy que estarías haciendo?
- Cuando era chico, pensaba en ser contador. O estudiar algo de Matemáticas, que me gusta mucho. Y cursando en Mar del Plata, porque en Miramar no hay facultad. Buenos Aires era algo que veía muy lejos...

- ¿Cómo y dónde se enteraron tus viejos del gol?
- Mi papá, Miguel Ángel, maneja micros en el tramo Baires-Mar del Plata, justo estaba viajando, lo escuchó por radio y se emocionó. Mi mamá, Patricia, lo vio por tele con mi hermanito Joaquín, y le agarró una alegría enorme. No pude darle un regalo por el Día de la Madre pero creo que con el gol se conformó.

Un juego de niños.

Demián Meltzer
Diario Olé, miércoles 21 de octubre de 2009.

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