
Andrés Silvera es goleador y así son ellos. Había aportado poco en la noche en que el Diablo mejor estaba jugando desde hacía mucho tiempo. Pero su presencia, justo es decirlo, siempre resulta inquietante para la defensa rival. Y era el único jugador de Independiente que constantemente pisaba el área velezana, algo que seguramente el Tolo deberá rever.
De pronto, el recién ingresado Martín Gómez se escapa por derecha, llega casi hasta el fondo de la cancha y tira un centro perfecto al corazón del área. Casi sin saltar, Silvera da un paso hacia atrás y coloca el frentazo preciso para dejar sin respuesta a Montoya, la figura de la cancha. El descuento le daba vida a Independiente y posibilitó la remontada final. Bienvenido, Cuquigol.
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