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La última jornada del fútbol argentino, con o sin público, será vista desde afuera por los hinchas del Rojo, que al menos sabremos que no estaremos sufriendo. Pensar y reconstruir el plantel será la premisa de todos, y elaborar la autocrítica necesaria para no repetir errores.

Se terminó para Independiente el Clausura, y será lindo ver la definición del campeonato, más allá de la tristeza lógica de no ver al Rojo en la pelea, sabiendo que por lo menos este fin de semana ya no vamos a sufrir.

Hace falta repetirlo, ya que a veces se piensa que sólo estamos hablando de una temporada mala. Por eso, enfatizamos: la campaña no sólo no ha sido buena, sino que fue la peor de la historia de Independiente. 39 puntos sobre 38 partidos disputados la hacen, lisa y llanamente, un año como para preocuparse, y si se tratara de cualquier otra liga del mundo estaríamos hablando casi con seguridad de descenso directo.

Los jugadores que pasen el filtro Gallego, los que queden y el año que viene vuelvan a vestir la casaca del Rey de Copas, deberán saber en qué equipo juegan, para dónde corre la historia en esta Institución y cuáles son los objetivos.

Por supuesto que el mismo saco le corresponde al Tolo y los dirigentes. Tal como debería hacer el gobierno nacional luego del resultado arrojado por las últimas elecciones, es hora de replantearse todo lo malo realizado en los últimos doce meses, de apelar a una autocrítica seria y constructiva, de que la oposición simiente un panorama de cooperación y que todos nos demos cuenta de que hemos tocado fondo en varios aspectos, no sólo en lo deportivo, y que si algo resulta imprescindible es salvaguardar al Club Atlético Independiente.

En el plano futbolístico, habrá que esperar por los refuerzos, ver de dónde se obtendrán fondos genuinos que no impliquen embargar al Club y tampoco regalarle a los empresarios la camiseta para que especulen en la timba futbolística a costa del Rojo. Gallego prometió ver a los chicos. Esperemos que de las Inferiores surjan valores que no sólo puedan demostrar su calidad para jugar en Primera, sino que sean consolidados y llevados de a poco. No le servirá a nadie usar y tirar a los pibes, un patrimonio auténtico que no debe ser dilapidado.

Por último, ojalá los que vengan sean refuerzos de verdad, que vengan a complementar un plantel, que traigan nuevos bríos a un equipo que durante el último año penó por las canchas.

Emiliano Penelas

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Artalexis dijo... 2 de julio de 2009, 1:47 p.m.

Totalmente de acuerdo en todas estas reflexiones con respecto a uno de los peores momentos en la jugosa historia de nuestro querido club.

La Caldera del Diablo dijo... 2 de julio de 2009, 3:04 p.m.

Gracias, Alexis, un abrazo

Emiliano