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Reproducimos un interesante artículo de Juan Pablo Varsky publicado ayer por el Diario La Nación.


La temporada 08-09 comenzó con Simeone en River, Vitamina Sánchez en Central, Úbeda en Huracán, Borghi en Independiente y Sensini en Estudiantes. Tras la séptima fecha del Clausura (la 26º en la acumulada), sólo siete de los veinte equipos conservan su DT inicial.

Campeón del Apertura 08 con Boca, Ischia había asegurado su continuidad en diciembre. Lanús confió en Luis Zubeldía para la sucesión de Ramón Cabrero y no cambiará su "política de Estado" aunque quede prematuramente eliminado de la Copa Libertadores. San Lorenzo aún confía en Russo, pero, si no cambia de pantalla en la Copa, no terminará la temporada. Tarde o temprano, Diego Simeone ocupará su lugar. Los jugadores no lo ayudan a Miguel. Pegan patadas y se hacen echar como Bottinelli y Bergessio ayer en Santa Fe. Colón encontró en Antonio Mohamed un hombre capaz de potenciar y renovar a un plantel que se había cargado a ilustres entrenadores (Basile y Martino). Daniel Garnero ganó la Copa Suruga Bank en Japón y se afianzó en Arsenal, pero, tras la derrota ante Banfield, debió aclarar que no renunciará.

Los otros dos casos vienen del ascenso. Desde 2004, Carlos Roldán dirige a San Martín de Tucumán. Ha hecho un recorrido notable desde la liga local hasta la máxima categoría, con escalas en el Torneo Argentino y la B Nacional. Es un fenómeno contracultural. Su equipo va al frente en todas las canchas, su hinchada llena todos los estadios y, hasta ahora, está logrando el objetivo de quedarse en primera, casi un milagro para los equipos que no arrastran temporadas anteriores y sufren con el sistema de promedios. El otro ejemplo de coherencia es Tigre. En diciembre de 2006, Sergio Massa aún no era intendente de Tigre (hoy de licencia) ni jefe de Gabinete. Pero ya tomaba las decisiones importantes en el club y eligió a Diego Cagna para reemplazar al exitoso Ricardo Caruso Lombardi, contratado por Argentinos Juniors. Cagna recorre su tercer año en el club. Tiene un ascenso y dos subcampeonatos en primera. En el mismo período, el excéntrico Caruso ya pasó por Argentinos, Newell's y ahora dirige a racing.

En las primeras siete fechas de este Clausura, seis equipos han cambiado de DT, todo un récord. A Chocho Llop lo echó de racing el presidente Molina. Influyó la cadena de malos resultados (tres derrotas en los primeros tres partidos), pero la principal causa fue la irreversible mala relación entre el grupo y su líder.

Usandizaga despidió a Alfaro en Central tras la cuarta fecha. Alfaro había elegido a los cinco refuerzos para este campeonato y había descartado a varios futbolistas como Borzani y González, que hoy están jugando con Merlo, el nuevo DT. El grupo no se inmoló por él. Al contrario.

Igual que en River, Central y Colón, Astrada renunció a Estudiantes apenas sintió que no le encontraba la vuelta al equipo. Se fue tras un flojo comienzo de año y una fuerte interna con Marcos Angeleri, uno de los mejores futbolistas del equipo. Con Sabella en el banco, Estudiantes le metió cuatro a Deportivo Quito por Copa Libertadores. "Cambiamos la actitud", dijo el goleador Mauro Boselli sin ponerse colorado. Van mis subtítulos: "Con el nuevo DT, nos pusimos las pilas y corrimos como hay que hacerlo siempre". Se nota mucho dentro de la cancha cuando el equipo ya no juega para el entrenador.

En la derrota de la Argentina ante Chile, quedó patéticamente expresada la falta de compromiso de los jugadores. Basile entendió el mensaje y dimitió sin un solo reproche público hacia los "players".

Si tienen tiempo y ganas, revisen el partido Huracán 1-Independiente 0 por la novena fecha del Apertura 08. Vean el contraste de energía en las pelotas divididas. Fue el último partido de Claudio Borghi como DT del Rojo. Bichi se dio cuenta de que lo estaban "cocinando" a fuego lento y renunció inmediatamente. A Miguel Ángel Santoro le pasó exactamente lo mismo una rueda más tarde. Pepé no se bancó las actitudes irrespetuosas de un plantel que se le reía a sus espaldas. Desde su regreso al club, en julio de 2006, Daniel Montenegro ya vio pasar a Burruchaga, Troglio, Borghi y tres etapas de Santoro. Como líder en la cancha y en el vestuario, no se puede negar su parte responsable en el carrusel de entrenadores. Después la rompe contra Boca y manda callar a todos. Pero debería hacerse cargo de su comportamiento como capitán del equipo en este desfile de técnicos.

Burruchaga se fue de Banfield porque se cansó de Carlos Portell. Más allá de la pelea entre Bertolo y Bustamante, Burru no soportó más las irrupciones del presidente. Tras una derrota, Portell entraba en el vestuario y, delante de todos los jugadores, le criticaba los cambios y el armado del equipo titular. El autor del gol más importante de la historia del fútbol argentino no tenía por qué aguantarse semejante humillación. Desde aquí, le sugerimos a Portell que se contrate un entrenador distinto por cada fecha. Así se da el gusto de usarlos como ositos de peluche. O, directamente, que asuma él como DT de su club.

A pesar de que el grupo y el presidente lo respaldaban enfáticamente, el único renunciante por malos resultados ha sido Omar Labruna, cansado de que Gimnasia de Jujuy jugara como nunca y perdiera como siempre.

Los entrenadores también se van porque les cuesta encontrar líderes positivos en el grupo. No hubo crisis más profunda que la del vestuario de Boca. Todo el país habló de la pelea mediática entre Riquelme y Cáceres. Sin embargo, aparecieron Ibarra, Battaglia, Palermo y los propios protagonistas para dejar el conventillo atrás y ganar el Apertura.

River sufrió por la falta de líderes. El propio Ahumada, capitán del equipo, dijo que la llegada de Fabbiani era importante porque "absorbía toda la presión". El Ogro y el Muñeco Gallardo, junto con el cada vez más comprometido Falcao, intentan devolverle al equipo el carácter perdido.

Esteban Fuertes es un ejemplo para sus compañeros de Colón. Pusineri no se rinde ante la mediocridad de Independiente. Bossio y Graieb marcan el camino de los pibes de Lanús. Verón y Calderón guían a Estudiantes. Sessa, Messera y Sosa provocan el contagio en Gimnasia. Arruabarrena ya es la referencia en el camarín de Tigre. Pero no siempre los chicos escuchan a los grandes. Algunos ni siquiera escuchan a los entrenadores y creen saberlo todo. Cobran su primera plata grande, se compran un auto importado, salen con una botinera, se sienten Leonardo Di Caprio en el Titanic y gritan "soy el rey del mundo". Sólo registran a los adulones de turno. Hay jugadores que han vuelto de Europa prácticamente sin jugar. Pero ya son millonarios. ¿Cómo hace un entrenador para convencerlos de su idea cuando éstos saben que si el equipo pierde tres partidos seguidos lo van a echar solamente a él?

Hoy, la mayoría de los futbolistas cree que ningún DT puede enseñarles nada. Que el entrenador está de paso? hasta que llegue el próximo. Desde Huracán, Angel Cappa sigue luchando contra esa tendencia. Obviamente quiere que su equipo gane. Pero se nota su vocación formativa, esas ganas de que el jugador aprenda. Porque la gran mayoría aún puede (y debe) aprender. Los buenos resultados del Globo ayudan mucho a defender esa idea, pero también son la consecuencia de ese convencimiento del futbolista, al que Cappa le ha dedicado toda su vida.

En definitiva, los entrenadores renuncian solos. Por malos resultados, por la sutil acción de la comisión directiva y por la falta de compromiso que sienten de parte de sus futbolistas, sin dudas la razón más frecuente y más dolorosa. De los que arrancaron en agosto sólo quedan siete. Pero la temporada 08-09 aún no terminó.

Juan Pablo Varsky
Diario La Nación, lunes 23 de marzo de 2009

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