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La noticia de que Assmann fue puesto como garantía de cobro a una empresa que construye el Estadio da una visión de lo que es el presente del fútbol argentino en general y de Independiente en particular.


En Independiente desde hace rato que sabemos que todo lo que se mueve va a parar a los ladrillos del Estadio (la aclaración es porque no va a faltar aquel que diga que también fue a parar a ladrillos que se sientan en el banco de suplentes, y a veces ni eso). Y decimos "a los ladrillos" en lugar de "a los caños" porque ahí está erguido el Estadio que da prueba de que al menos algún reboque grueso se hizo.

Esta semana reflotaron las noticias respecto a los avances en la obra. Por un lado, las duras (para los hinchas) palabras de Barrueco señalando que quizás este año no juguemos en nuestra casa. Al menos que no podía afirmarlo. Aplaudimos la sinceridad del dirigente, que no se escudó en artilugios o retóricas, pero no podemos más que desilusionarnos pensando en que está diciendo la más pura verdad.

Luego -Barrueco había anticipado novedades para la semana pero sin entrar en detalles- llegó la versión de que Assmann sería puesto como "garantía de cobro" de una de las empresas encargadas de terminar una de las mayores partes de la obra, la Garganta del Diablo inconclusa que necesita ser terminada para que se habilite el Estadio al menos con forma de "U".
Ojo en las próximas visitas al Estadio Libertadores de América -si es que se retoman- que por ahí si alguien ve a un hincha más o menos potable es capaz de ponerlo a remate para pagar las tapas de la luz de los vestuarios.

Lo cierto es que a esta altura preguntar o hacer cálculos sobre cuándo veremos la cancha terminada parece una forma de perder el tiempo, o de ilusionarse en vano. Lamentablemente este tipo de noticias -demoras, postergaciones, plazos que no se cumplen, falta de dinero, venta de jugadores al costo que sea, etc.- forman parte de la realidad del fútbol argentino, que a pesar de promoverse como uno de los más importantes del mundo, vive agarrado con alfileres, atado con alambre.

Emiliano Penelas

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