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El Rojo y Vélez cumplieron su tercer 0 a 0 consecutivo. Independiente casi no mostró mejorías respecto al Apertura y suma siete sin ganar como local. Los de Liniers, que erraron un penal, fueron un poquito más.


No hay caso, a Independiente no lo ayudó ni siquiera el cambio de camiseta (extraña, ya que estamos, más parecido a un equipo europeo del este que a Independiente) porque en el debut del Clausura en el estadio de Huracán, el empate en cero pintó a la perfección el momento de un equipo que no mostró nada demasiado distinto de lo que ya veníamos viendo el año pasado.

En el primer tiempo directamente el Rojo fue un equipo livianito, sin determinaciones. Maxi Moralez manejaba el fútbol de Vélez y pasada la media hora fue derribado por Tuzzio en el área y Pezzotta marcó el penal que por suerte Hernán Rodrigo Lopéz lo desperdició mandándolo al palo derecho de Assmann. Eso le dio al Rojo un poco más de vida, para seguir soñando con que se podía hacer algo más.

En el segundo tiempo Independiente empezó a crecer, le sacó un poco la pelota a Vélez y fue un poquito más, pero fallando siempre en la puntada final. Assmann volvió a sacar varias pelotas claves, aunque la remontada del equipo se vio con el ingreso de Federico Mancuello, que aportó frescura y determinación de tres cuartos de cancha en adelante.

Sin embargo, Independiente prácticamente no llegó al arco rival, y cuando asustó lo hizo sólo con remates desde media y larga distancia. Para lo patético de la jornada, sobre la hora Núñez le pegó fuerte un tiro que iba cruzado al arco y Fredes lo frenó a un metro del arquero. "¡Correte, que están jugando!" fue el grito unánime hacia el volante al que todo le salió mal, incluso una pelota que le rebotó en la canilla cuando venía el centro y estaa en el área chica.

Emiliano Penelas

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Artalexis dijo... 9 de febrero de 2009, 12:20 p.m.

Lo unico que rescate positivo fue el pibe Mancuello.....