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El Rojo perdió casi siempre en los segundos tiempos del Apertura, cuando recibió todos los goles en el campeonato. A esto se suman las desconcentraciones tanto al inicio de la etapa complementaria, como en los últimos minutos de los partidos.


"No hay tiempo de más" cantaba Javier Martínez en Manal, aquella poderosa banda argentina de fines de los '60 y principios de los '70. Evidentemente los jugadores de Independiente, más metidos en la música de hoy, no tomaron nota de la sugerencia, y en sólo cuatro días recibieron dos goles en tiempo de descuento, uno que sirvió para que Argentinos nos empatara de local, otro para darle la victoria a Tigre.

"Una hora es fatal, un minuto igual" seguía la canción. Evidentemente, decíamos que Santoro deberá trabajar duramente en convencer a los jugadores que los partidos duran más de 90 minutos, y en ese lapso pueden ganarse, perderse o empatarse del minuto uno al 93. Y que, como dice otro refrán, "esto no acaba hasta que termina".

Si tuviéramos en cuenta los primeros tiempos, Independiente terminó empatando 8 y ganando 3. En los segundos tiempos, donde -reiteramos- el Rojo recibió los 12 goles que le han hecho en el Apertura, perdió 8, empató 3 y ganó sólo uno...

"No, no me digas que no se puede, no, no me digas que no se puede, que no se puede volar", decía Manal. Y no se puede, porque Independiente, entre errores de desoncentración y distracciones varias, tiene una falencia física enorme. Quizás es en gran parte al trabajo del cuerpo técnico anterior en ese aspecto. En algún momento tenía que pagarse la falta de una pretemporada seria, el viaje a los Estados Unidos, los días de descanso, los turnos de entrenamiento poco exigentes o los encuentros de fútbol reducido.

Santoro deberá trabajar sobre muchas cosas, pero los tiempos apremian. El viernes nuevamente hay fecha, Godoy Cruz vendrá a Avellaneda. Es un equipo golepado, que viene bajando en los puestos de descenso, pero Independiente no puede darse por superior. Los resultados están a la vista.

"No te queda un minuto más para arrepentirte, no, no te queda un minuto más para arrepentirte", finalizaba aquel gran tema del rock nacional.

Emiliano Penelas

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