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Publicamos este artículo de Pablo Hacker difundido hoy por el Diario La Nación.

La imagen se vio por TyC Sports. Promediaba el primer tiempo y la Argentina caía ante Paraguay por 1 a 0, sin encontrar el rumbo para revertir el resultado. El Panadero Díaz, ayudante de campo de Alfio Basile, tenía una de sus manos dentro del bolsillo de su pantalón de jogging. Quizá por el frío, pero no. Desorientado, el Coco, después de haber hecho varias veces los clásicos cuernitos, lo corrió a su compañero de aventuras e introdujo su mano en ese bolsillo misterioso. Su palma salió blanquecina y el DT se esparció talco por su rostro con el fin de que la suerte cambiara.

Representa un hecho risueño. Sin embargo, el seleccionado vive desorientado y no pareciera que el talco o los cuernitos ayudarán a ganar la Copa del Mundo en Sudáfrica. Los errores se repiten, el recambio generacional se hace esperar, y la Argentina no responde a un patrón de juego, sino que sus individualidades la van rescatando de los distintos baches, como Agüero y Messi, que se combinaron para conseguir el empate final 1 a 1 ante los guaraníes.

El seleccionado no alcanza una final de la Copa del Mundo desde hace 18 años. Desde entonces, nunca volvió a pasar el filtro de los cuartos de final. La Argentina espera cuatro años por ese encuentro que fue caída en Alemania 2006 ante los locales por penales y en Francia 1998 contra Holanda y que seguramente terminaría en derrota si se repitieran los sucesos del primer tiempo ante Paraguay.

¿Sólo por desgracia y mala suerte la Argentina no pudo dar vuelta un partido, que empezó perdiendo, a los 12 minutos del primer tiempo, por un error de un defensor propio? El blooper de Gabriel Heinze, con algo de complicidad de Roberto Abbondanzieri, puede producirse en cualquier partido, aunque por ello el seleccionado no debería perder la brújula, ni desesperarse al punto de quedar con 10 hombres en una acción innecesaria. ¿Por qué durante la mitad inicial el seleccionado no logró generar ni una situación de gol, mientras estuvo abajo en el marcador?

Seguramente, no va a ser la primera, ni la última vez que el conjunto nacional comience un partido en desventaja por un error. Por eso, será bueno aprender de la experiencia para revertir el resultado. Paraguay no logró aprovechar el desconcierto argentino y, como señaló su DT, Gerardo Martino, no se llevó los tres puntos del Monumental, porque tuvo temor a ganar. Posiblemente, en una Copa del Mundo, el seleccionado no conseguiría igualar el partido, porque ninguna potencia (Alemania, Brasil, Francia, Italia, España o Inglaterra) perdonaría semejantes dudas.

Los números de este seleccionado se condicen con el nivel que exhibe el equipo de Basile. Por primera vez desde que las eliminatorias se disputan con el formato de todos contra todos, que data desde la clasificación para Francia 1998, la Argentina acumula cuatro partidos sin ganar (derrota con Colombia y empates con Ecuador, Brasil y Paraguay). De los 10 seleccionados sudamericanos, el conjunto nacional es el que lleva mayor cantidad de encuentros sin conocer la victoria, algo que no se consigue desde el 17 de noviembre del año último, cuando venció a Bolivia por 3 a 0, en el Monumental.

El gol sigue siendo una cuenta pendiente para este equipo, que carece de una referencia de área. En sus últimos cinco partidos (Estados Unidos, Ecuador, Brasil, Bielorrusia y Paraguay), la Argentina hizo sólo dos goles (Palacio y Agüero). En lo que va del año, el seleccionado disputó siete partidos entre amistosos y eliminatorias y sólo consiguió ocho tantos, cuatro de ellos contra México, en un amistoso. En la clasificación para Sudáfrica 2010, el equipo de Basile suma 10 gritos en siete matches y su goleador es Juan Román Riquelme, con cuatro, tres de tiro libre. Para dimensionar la importancia de los centrodelanteros en tiempos recientes un dato sirve de muestra: de los 31 goles que marcó la Argentina en los últimos cuatro mundiales, 15 fueron anotados por Gabriel Batistuta y Hernán Crespo.

Con el actual sistema de eliminatorias, es casi seguro que la Argentina conseguirá su pasaje a la Copa del Mundo. Por eso, ¿es necesario que ciertos jugadores, cuya presencia en Sudáfrica está en duda por una cuestión generacional sigan integrando el seleccionado? Son problemas que el talco y los cuernitos no solucionan.

Pablo Hacker
Diario La Nación, martes 9 de septiembre de 2008

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