0
Nos pareció importante reproducir el siguiente artículo de Eduardo Verona, publicado hoy en Diario Popular, acerca del futuro de Independiente, desde el aspecto instuticional y deportivo, de cara a su participación en la Copa Sudamericana.

Borghi, pensativo

Independiente llegó a donde quería llegar: clasificó para la Copa Sudamericana, después de 5 años de ausencia. Si lo hizo agarrándose de las paredes o volvió a la competencia internacional sin sobrarle nada, no cambia lo sustancial.

Haber alcanzado el objetivo fue lo más importante. Nadie con cierto conocimiento futbolero podía desconocer que este Independiente no contaba con recursos para figurar más arriba.El techo del plantel que en las primeras fechas dirigió Troglio, luego Santoro y últimamente Borghi, era muy bajo. Eso denunciaba la teoría. Y eso lo confirmó la realidad. No hay entrenador, por más inteligente y pragmático que sea, capaz de transformar a un equipo mediocre en un equipazo.

Se hizo, entonces, lo que se pudo. Ni más ni menos. Y se logró lo que se había planteado, de máxima, en el arranque de la temporada.

El acceso a la Copa Sudamericana, en definitiva, es el primer pequeño logro deportivo que se conquista bajo la administración de Julio Comparada. Un logro modesto, austero y funcional a los gravísimos problemas económicos que se le desataron al club de Avellaneda en la última década.La pregunta inmediata que surge después del angustioso 1-1 ante Arsenal es la misma que construyó el Tolo Gallego luego de que la Selección ganara el Mundial de 1978. “¿Y ahora qué hacemos, César?”, le preguntó el volante al Flaco Menotti.

El interrogante de tono existencial y futurista, es también lo que se deben estar formulando Comparada y Borghi, ente otros. La respuesta que tiene que brindar, en breve, el presidente de Independencia, no es sencilla.

El Patito Rodríguez, símbolo del futuro del Rojo, feliz tras la clasificación

Los otros desafíos

El club estará abocado a tres frentes: la consolidación del proyecto económico, la construcción del nuevo estadio, ya en proceso de acelerar las obras, y la conformación de un plantel que sea compatible con las exigencias de Borghi.

No es menor el desafío institucional. El ingreso al ruedo internacional no puede estar enmarcado por la conformidad de participar y nada más. Porque participar, participan todos. Desde los más humildes hasta los más poderosos. Independiente, por historia y tradición, tiene la necesidad de instalarse en el rubro de los protagonistas que juegan la Copa con chances de ganarla.

La decisión de la dirigencia se verá sobre la marcha. Hasta ahora la política de compras marcó más errores que aciertos.Este déficit no se puede negar ni relativizar. Faltó ojo clínico en Independiente para reforzar a un plantel mediocre, sólo alumbrado por los momentos de algunos jugadores: los goles de Denis, las insinuaciones de Montenegro, el amor propio de Matheu, el temperamento de Pusineri y Rodríguez y no mucho más.

Con eso le alcanzó para ir a los tumbos, pero por lo menos para conseguir lo que se había propuesto. Si en esta circunstancia le conviene o no haber clasificado a la Copa Sudamericana, parece una cuestión que resta más de lo que suma.

Habrá que ver cómo se acomoda Independiente a las nuevas demandas. Y a un escenario al que ya se había desacostumbrado, a partir de la crisis que lo paralizó.

No es lo mismo pensar en cómo superar la crisis, que salir de ella y abordar la ruta del crecimiento. De acuerdo a los jugadores que se vayan y a los que vengan, podrán elaborarse algunos diagnósticos.

Este plantel zafó sobre la hora. Pero zafar siempre tiene el perfume de una limosna.

Eduardo Verona
Diario Popular, lunes 23 de junio de 2008.

Publicar un comentario