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Sin jugar bien, a la Selección le alcanzó para ser más que Brasil, que representa uno de los peores equipos de la verdeamarelha de los últimos años. El equipo de Basile mejoró respecto del último encuentro, y se destacó en el mediocampo gracias al buen partido de Gago, Mascherano y Jonás Gutiérrez.

Jonás Gutiérrez, de buen partido
Queda un sabor amargo por partida doble del empate sin goles ante Brasil. Primero, porque la Argentina, si bien fue superior a su rival en su propia casa, no dio todo lo que estaría a su alcance dar. Segundo, por esa misma circunstancia, quedó la sensación de que con muy poquito la albiceleste se traía de Brasil un triunfo que se le niega a la escuadra nacional desde hace diez años.

El primer tiempo realmente fue aburrido. Muy fraccionado por un árbitro condicionado quizás por su última actuación en el clásico (triunfo brasileño con tres penales otorgados por Ruiz) más dos equipos temerosos de perder un partido tran trascendente, poco y nada se pudo ver en cuanto a juego.

Argentina venía de empatar ante Ecuador sobre la hora en el Monumental, dejando una imagen mala y sin haber mostrado buen trato de pelota ni resolución a la hora de ganar aquél partido. Brasil, luego de la derrota ante Paraguay y una serie de resultados adversos, incluída una derrota histórica ante Venezuela en un amistoso, llegaba con su técnico Dunga corriendo peligro de ser echado de su cargo.

Todo lo que pasó en esa primera mitad surgió de alguna pelota parada. Riquelme era el ejecutante en Argentina, Julio Baptista en Brasil. La selección de Basile ganaba en el medio, con una gran tarea de Fernando Gago, en definitiva la figura del partido, bien acompañado por Mascherano en la recuperación y el toque rápido y preciso a los laterales.

Topetazo de Juan a Riquelme. El partido fue muy trabado.

Jonás Gutiérrez tuvo también un gran desempeño por su banda, yendo y viniendo, complicando las salidas por los laterales (raro en el equipo local, sus marcadores no se proyectaron prácticamente en todo el partido) y ayudando a Riquelme, que levantó su nivel en el segundo período, aunque igual estuvo lento y desordenado, sin claridad en los pases.

La segunda parte fue aún más favorable a los visitantes, mostrando peligro a través de Cruz, que fue titular y funcionó como referente en el área. La más clara del primer tiempo, un cabezazo cruzado, y una de las mejores del complemento, pasaron por él. Sin embargo, el partido se mostraba favorable a nuestro combinado, y Basile decidió el ingreso de Agüero para darle movilidad. Messi, que no estuvo en un buen partido, además de mostrarse demasiado cansado y de recibir infracciones cada vez que entraba en contacto con la pelota, pudo tirarse un poco más adelante y ser más incisivo.

Abbondanzieri, mucho más seguro que frente a Ecuador, tuvo una intervención clave en cada tiempo. Mientras, en los pies de Lio estuvieron las posibilidades de lograr el triunfo, pero estuvo errático al momento de definir. El Kun sólo tuvo un rebote a los 37 minutos, que enganchó demasiado arriba y se fue por sobre el travesaño.

El cierre llegó con una corrida de Messi que disparó fuerte, el arquero Julio Cesar dio rebote y el propio Lionel la tiró afuera, apenas arriba del ángulo. Esa fue la última del pequeño delantero del Barcelona, y de la Selección. Los silbidos bajaron para Brasil, y el "adeus Dunga" quedó como testimonio de la pequeña ventaja que se llevó, moralmente, el conjunto de Basile.

Emiliano Penelas

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