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Luego de un partido de la Selección Nacional, qué mejor que usar uno de los latiguillos del Coco Basile para hablar del fútbol argentino y del presente del Rojo: los asteriscos, esos simbolitos que sirven para una nota al pie, son lo que dominan todo.


Asteriscos en la tabla de posiciones, que se llena de partidos suspendidos, postergados, inconclusos y por jugarse. Asteriscos en la situación de Independiente, que gana uno y pierde otro, que se queda sin técnico y que tiene un DT interino que pone el signo del suspenso a la dirigencia para que se apure la decisión en la búsqueda de un nombre que tome el equipo.

En este fútbol argentino tan desorganizado nadie puede ser la excepción. Si nunca se sabe cuándo o a qué hora se juegan los partidos. Si tampoco se sabe si a esa hora que se pactaron comenzarán y mucho menos si terminarán. Aún tampoco se conoce bien si se juega con o sin público, o en qué cancha. No pidamos peras al olmo.

Luego de la derrota en San Juan nadie preveía que Pedro Troglio fuera a renunciar, aunque tampoco nadie en su sano juicio hubiera puesto las manos en el fuego para asegurar que continuaría. Su alejamiento no fue ni festejado ni lamentado, pasó al plano de la intrascendencia. Desde ese momento se sabía que el que tenía que acudir "como los bomberos" era Pepé Santoro. Claro, la diferencia es que el hombre se ha ganado un merecido lugar en las selecciones nacionales y es ahí donde quiere continuar su carrera, independientemente del amor que siente por el Rojo y de su plena disposición cada vez que se lo ha llamado de apuro.

Ahora es la dirigencia, que tiene un asterisco grande sobre su mira, la que debe decidir pronto un técnico que cumpla con los requisitos de Independiente. Un equipo que juegue con grandeza, que salga a ganar y pelee campeonatos.

De los que más prensa han recibido para sentarse en el banco, no pensamos que Passarella o Russo sean los nombres ideales para el Rojo. El primero viene echado de su propio equipo, que se cansó de idolatrarlo al no soportar más sus caprichos de entrenador, que ya los demostró en la selección y hasta en Uruguay, al que dejó plantado en plena eliminatoria. El segundo, nunca logró un concenso en Boca, por más Copa que haya ganado, y su desempeño futbolístico fue discreto con un plantel rico. Por el momento, como diría el Coco, no comments.

Emiliano Penelas

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