0
Independiente debió ganar en los 90 minutos con amplitud, pero no supo definir en la red todo el manejo y dominio de la pelota. Falló en la definición, creó pocas opciones y le convirtieron en la única jugada clara de San Lorenzo. Los penales fueron un consuelo, pero hay que mejorar.

Montenegro, el capitán, alza la copa


La imagen final del festejo por haber triunfado en la tanda de penales hablaba más del desahogo que deben habr sentido la gran cantidad de juveniles del Rojo que terminaron el partido que una verdadera alegría por el triunfo. Sucede que Independiente dominó todo el partido a San Lorenzo, que presentó una formación alternativa y no logró comprometer más que con un sólo jugador, Bernardo Romeo, en pocas ocasiones. Y una sola había servido para que el Cuervo consiguiera el empate, inmerecido pero real.

Comencemos por el principio. El primer tiempo el Rojo fue Deportivo Centro, y si bien la fórmula dañaba a la defensa del Ciclón, que hacía agua ante las entradas de Matheu y Gioda, el recurso parecía poco para un equipo que aspira a más. Seguramente los dos centrales en el entretiempo deben haber tenido que ponerse bolsas de hielo para bajar los chichones que les deben haber quedado de tanto cabecear en el área rival. Lástima que no hubo precisión a la hora de embocarle al arco.

Los cruces venían más sobre la derecha, cuando Machín, de buen primer tiempo, desbordaba gracias a que Montenegro, que no tuvo una buena noche, conseguía sin embargo arrastrar marcas hacia el medio de la cancha. Por la otra punta, a veces alguna subida de Marerque traía otros tiros, pero ni el Rolfi ni Fredes lograban hacerse de la pelota para generar juego claro. Ledesma, que debutaba como titular, abría la perspectiva para los costados, y así se repetía el sistema.

El juego se puso brusco cuando Juan Manuel Torres le entró con un fuerte planchazo a Matheu. El ex racing debió haberse ido expulsado, pero Collado lo perdonó. Claro que diez minutos más tarde estaba entrándole desde atrás a Fredes, y ahí recibiría su segunda amarilla.

San Lorenzo con diez hombres se replegó aún más, confiando sólo en la habilidad de Menseguez y la potencia de Romeo, quienes sin embargo no llevaban peligro hacia el arco de Gabbarini.
Arriba, Diego Churín se mostraba rápido e inteligente, generando faltas al borde del área preocupando a sus marcadores. El juvenil no le tuvo miedo a reemplazar a Denis, y tendría su chance en el segundo tiempo.

Churín jugó y luchó toda la noche, y tuvo su premio, el gol

Justamente la etapa final comenzó con Independiente más lanzado al ataque. Los primeros minutos ya demostraban que el equipo de Troglio merecía ponerse en ventaja. El dominio del juego era amplio, San Lorenzo no inquietaba y Oyola, quien reemplazó a Fredes sobre el final de la primera etapa, se convirtió en el lanzador de centros junto con Patricio Rodríguez, por derecha.
La aparición de Patito fue nuevamente decisiva en la actitud y el avance en el dominio del juego. Se juntó con Churín, se abrió por la punta, la pidió y desbordó en más de una ocasión.

El Rojo era más que su rival, pero no marcaba. Para colmo, Damián Martínez, a menos de diez minutos de esa segunda etapa, puso la primera señal alerta en el área Roja, en lo que fue la jugada más clara del Cuervo en todo el partido. El cero a cero era mentiroso, pero un gol en contra hubiera sido fatal.

Hasta que casi a la media hora de juego llegó un nuevo centro, esta vez de Vissio, que termina bajando Damián Luna con ayuda de un defensor de San Lorenzo y Churín, parado como los goleadores, le da fuerte desde el punto del penal, abajo donde el arquero no podía llegar. El 1-0 era más que justo, y daba la sensación de que ahora el partido podía abrirse más para Independiente.

Sin embargo, a pesar de las buenas combinaciones entre los juveniles Churín, Rodríguez y Vissio, y la suma de Machín por los laterales y algo de Montenegro, llegó el baldazo de agua fría. Un pelotazo desde atrás de mitad de cancha lo encuentra a Romeo parado entre Rodríguez y Gioda. Éste lo baja entrando al área. Penal para San Lorenzo, expulsión para Gioda. Aureliano Torres cambió por gol, y a cinco minutos del final otra vez todo volvía a estar como al principio.

Luego vinieron los penales, la grandísima actuación de Gabbarini, quien contuvo dos y adivinó la dirección de los demás, y la mini celebración. Festejamos el buen partido de Churín, de Rodríguez y la solidez que mostró Gabbarini en las pocas intervenciones que tuvo.

Pero lo importante es que el torneo que viene es "en serio", por los puntos, y no se pueden regalar tantas situaciones, ni perdonarle la vida a un rival que está al borde del KO durante 85 minutos. Si hubiera sido el Clausura estaríamos hablando de dos puntos perdidos.

Emiliano Penelas

Publicar un comentario