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A los 17 años, Patricio Rodríguez vive un sueño; en dos partidos en la primera de Independiente se llevó buena parte del protagonismo y hasta definió el cotejo ante Boca con un golazo; "No sabía que hacer, se me nubló todo", admitió.


El comienzo de 2008 lo encontraría irremediablemente en esta ciudad. Ya sea como parte del plantel profesional de Independiente, integrando el grupo de juveniles que conforman el selectivo que se entrena en el complejo RCT, o compartiendo las vacaciones junto con su familia en las playas de Punta Mogotes, el destino de Patricio Julián Rodríguez estaba aquí. Lo que no imaginó el chiquilín de 17 años es que con apenas dos partidos en primera su nombre opacaría a Daniel Montenegro o Germán Denis, las dos principales figuras que tienen los Rojos. Con sus gambetas y desfachatez para atacar ilusionó a los hinchas en la presentación, el sábado último frente a River; anteanoche, ante Boca, a aquellas virtudes le añadió un gol, el que determinó el triunfo, por 2 a 1, sobre los xeneizes. Los flashes lo acompañaron hasta bien entrada la madrugada, porque después de cenar junto con papá Luchi, mamá Alicia, su hermana Julieta y su cuñado Diego, y mientras observaba las imágenes del encuentro, Patito disfrutó de las horas libres que tuvo el plantel. "Hace diez meses que me pasan cosas hermosas. Pasé de ser el jugador que quedaba afuera del banco de los suplentes en las inferiores a una convocatoria para el seleccionado Sub 17, y ahora esta citación para compartir este grupo maravilloso", comenta quien por su físico esmirriado pasaba inadvertido cada vez que se asomaba a la puerta del hotel Amerian.

-En dos partidos les quitaste protagonismo a las figuras.
-Las cosas me salieron bien, pero el objetivo personal es otro. Estoy acá para pelear y ganarme un lugar en el plantel, y si logro eso me doy por satisfecho. Después, vendrá el resto.

-¿Qué te provoca que todo el ambiente hable de vos, de tu gol, de tus gambetas?
-Estoy contento, pero no puedo describir lo que se siente porque las cosas pasan muy rápidas. En el debut con River me ahogué apenas entré; con Boca no tuve tiempo de acomodarme y llegó el gol. No sabía qué hacer, se me nubló todo, y de repente estaba siendo abrazado por todos mis compañeros. Son sensaciones que no se repiten, pero que te quedan grabadas para toda la vida.

-¿Siempre jugás con esa soltura?
-Es mi estilo, me gusta agarrar la pelota, pisarla, encarar, pero no lo hago de canchero. Juego así y nada más, siempre fui igual. Y si me pegan, hay que bancársela, callarse la boca y seguir. Para llegar hasta acá elegí un camino y no tengo porqué cambiarlo.

-Ocupás varias posiciones, ¿pero dónde te sentís más cómodo?
-Me gusta jugar como mediapunta o segundo volante central, pero si tengo que jugar como volante por izquierda como me pidió Troglio no me incomoda, porque me da libertad para moverme.

-¿Cómo te recibió el plantel?
-Me ayudan en todo, me hablan, me dan confianza y eso me permite estar tranquilo. Y con el técnico pasa lo mismo. Cuando entré me dijo que jugara como en las prácticas, que en media hora no iba a definir mi futuro futbolístico. Pero no todo es fácil, también estoy pagando un derecho de piso.

-¿Lo decís por el corte de pelo?
-Y, ahí estuvo el uruguayo Rodríguez. Pero no fue lo único: me hacen cargar algunos materiales de trabajo o tengo que empezar en el medio cada vez que hacemos un loco. Pero todo con muy buena onda, porque me hacen sentir contentos y no tengo de qué quejarme.


-Este presente contrasta con tu paso por las inferiores, donde no jugabas.
-Me decían que era el mejor, pero no jugaba. Fui suplente durante seis años. Físicamente había diferencia con mis compañeros de categoría y eso me perjudicaba porque no entraba en la consideración de los entrenadores. Por suerte en el último año y medio pegué un estirón.

-Y ahí empezaste a ser tenido en cuenta.
-Hace un año las cosas empezaron a cambiar. [Fernando] Godoy, [Roberto] Vissio y [Nicolás] Mazzola, tres de los chicos de mi división, integraron el plantel que jugó el Sudamericano Sub 17 y se abrió un lugar para mí. Con Vissio nos ayudamos mucho, es un amigo; con Mazzola nos entendemos muy bien en la cancha, formamos una linda fórmula ofensiva.

-Ahora vas a tener que ejercitarte con mayor continuidad en el gimnasio...
-Si, el gimnasio me va a fortalecer los músculos y voy a poder aguantar más el contacto físico. En el último tiempo crecí casi 10 centímetros.

Cuando Pepé Santoro era el técnico fue junto con sus compañeros de sexta división al predio de Saavedra y hace seis meses trabajó como sparring del plantel. "En noviembre, cuando terminó el torneo, me tenía fe de que podía participar de la pretemporada, aunque no quería ilusionarme porque arrastraba una lesión en un pie y ya tenía una mala experiencia cuando quedé afuera de la lista para jugar el Mundial Sub 17, por una molestia en la cresta ilíaca. Por eso, hasta que no me lo comunicaran, no quería seguir pensando, más que nada para no desilusionarme. Cuando Troglio nos llamó al vestuario donde se entrena la primera y nos dio la noticia, sentí una emoción muy grande", recuerda Patito, que tiene al portugués Cristiano Ronaldo, de Manchester United, como modelo de futbolista.

"Es al que más admiro, pero también a [Lionel] Messi y Robinho. Son jugadores que tenés que mirar si querés aprender. Y también están los que me enseñan en el plantel, porque el Rolfi Montenegro o Rodrigo Díaz son jugadores que me van a hacer crecer. Si de todos ellos aprendo un poquito, mal no me puede ir", agrega con una sonrisa.

En Independiente, Ricardo Bochini dejó su sello, es el símbolo de un club centenario. Muchos años después, Sergio Agüero recogió la posta y deslumbró a los hinchas que ahora tienen que contentarse con mirar sus gambetas por la televisión. Pero este plantel está puliendo a una nueva joya: Patricio Rodríguez, quien recién está dando los primeros pasos, aunque ya fueron suficientes para llamar la atención de todos.

Alberto Cantore
Entrevista publicada en el diario La Nación del jueves 17 de enero de 2008

Ficha
Patricio Julián Rodríguez nació el 4 de mayo de 1990, en Quilmes; se crió futbolísticamente en Lanús, donde empezó a destacarse en los torneos de baby fútbol. Jugó en Defensores de Arenas, Crucecita y Germinal; en 2000, fue reclutado por Manuel Magán y se incorporó a las divisiones infantiles de Independiente.

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