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Reproducimos un informe especial de Pablo Hacker publicado hoy por el diario La Nación:

La pelota literaria
Cada vez hay más cuentos y novelas sobre la actividad, y las editoriales ven un mercado redituable; la sensación es que el deporte más popular del país, tantas veces criticado por los sectores ilustrados, logró liberarse de los prejuicios y ahora también está de moda en el mundo de los intelectuales.

Roberto Fontanarrosa: sinónimo de fútbol y literatura

Como fenómeno, el fútbol ha sido objeto de crítica por parte de distintos sectores intelectuales. "Desprecio este deporte y a las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan", dijo alguna vez el escritor británico Rudyard Kipling, en 1880, y, de alguna manera, inauguró los comentarios negativos. Más cerca en el tiempo y en una versión más nacional, Jorge Luis Borges también se despachó: "Es feo estéticamente. Once jugadores contra once, corriendo atrás de un balón no son especialmente hermosos", expresó. Estaba claro que entre las letras y la pelota no había amor.

Transcurrió el tiempo y el fútbol empezó a ser aceptado como parte de la cultura popular. En la Argentina, a mediados de los setenta, un grupo de hombres encabezados por Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa, quizá las dos mejores plumas futboleras de la Argentina, más Juan Sasturain y Alejandro Dolina, se decidió a escribir sobre el deporte que tanto amaban y así la ficción también se adueñó de la pelota, ya que por entonces lo más común era leer crónicas deportivas.

Osvaldo Soriano y la pelota

Hoy, el fenómeno ha crecido y son cada vez más las editoriales que apuestan por el fútbol. Hay cuentos, novelas, libros históricos e investigaciones periodísticas, todas con la N° 5 como referencia, y hasta una editorial especializada en estos temas como ediciones Al Arco (ver más acá). Incluso, algunas obras ya fueron best sellers, como Y el fútbol contó un cuento , de Alejandro Apo, y Hablemos de fútbol , de Víctor Hugo Morales y Roberto Perfumo, entre otras.
Según la Agencia Argentina de ISBN (International Standard Book Number), en 1996 se publicaron 21 títulos con la temática fútbol; mientras que, en 2005, fueron 65 los ejemplares, y, en 2006, 59. Dentro de la categoría narrativa argentina, hay 48 libros que contienen en su título la palabra fútbol, pero, desde la Cámara Argentina del Libro, aseguran que la cantidad sería mayor, porque hay muchos que escriben sobre este deporte, aunque al registrarlo no hacen ninguna mención temática.

"En la Argentina, hasta la década del sesenta, los sectores ilustrados separaban de la cultura a todas las manifestaciones que estuvieran fuera de las bellas artes y la literatura. El fútbol era un fenómeno desdeñable, que se asociaba a la irracionalidad de las masas", dice Sasturain, que a mediados de los ochenta publicó El arco más grande del mundo . Luego, sigue: "Con la cultura de masas, se amplió el concepto. A partir de los setenta, se empezó a mirar de otra forma algunas actividades y se visualizó a los escritores futboleros. Lo nuevo es que, a partir de los ochenta, el fútbol entra como elemento de ficción en forma regular".

Literatura de la pelota: reedición del desaparecido Roberto Santoro

Hasta mediados del siglo pasado, prácticamente no había títulos futboleros. Apenas se pueden nombrar al cuento Puntero izquierdo, de Mario Benedetti ("Para mí, fue la obra fundacional de la literatura futbolera", destaca el periodista Alejandro Apo) o Suicidio en la cancha, de Horacio Quiroga. Con los textos de Fontanarrosa, cuya muerte el año último ha enaltecido a este tipo de literatura, y la aparición de la antología del poeta Roberto Santoro, Literatura de la pelota, que hace muy poco se reeditó, el fenómeno empezó a crecer, y hoy al recorrer alguna librería de la Argentina uno puede encontrar escritos sobre el tema del uruguayo Eduardo Galeano o del mexicano Juan Villoro, y también hay lugar para el libro de cuentos sobre la pelota de Larry de Clay, uno de los humoristas del programa de televisión Showmatch. En el medio, aparecen textos de periodistas deportivos, cuentistas contemporáneos como Eduardo Sacheri y biografías de deportes. Desde Diego Maradona hasta Marcos Di Palma.

"Abrimos un espacio necesario, porque estos libros eran rechazados por otras editoriales, que ahora ven lo que hacemos y están interesadas", piensa Julio Boccalatte, uno de los fundadores de Ediciones Al Arco, que en cuatro años editó por lo menos 25 títulos sobre deporte. En otros sellos, cada vez miran más hacia el sector, aunque descartan que sea un boom. "Había un preconcepto de que el fútbol no vendía, predominante en los ochenta y en los noventa. Cuando Planeta editó el libro Yo soy el Diego , con la historia de Maradona, se descubrió que era un buen nicho comercial. Ese libro vendió más de 300.000 ejemplares", explica Ignacio Iraola, director editorial de Planeta.

"El fútbol es un tema de interés masivo y ya se transformó en mucho más que un deporte. No avizoramos un agotamiento del tema", cuenta Julia Saltzmann, subdirectora editorial de Alfaguara, que vendió más de 25.000 ejemplares con una antología de cuentos futboleros y que, el año último, editó un nuevo libro (Y el fútbol contó un cuento). "El auge de esta literatura existió siempre. Ahora, desapareció el desprestigio sobre estas historias", se suma Sergio Divinsky, de Ediciones De La Flor, el sello que se encargó de la mayoría de las obras de Fontanarrosa (ver más acá).

Alejandro Apo, contador de historias

¿Cuál es la explicación de este fenómeno? "Hay una moda. Escribir sobre fútbol está más legitimado que antes, pero todo tiene que ver con el éxito editorial, aunque la gente de la literatura ahora lo respeta más", responde Sacheri, cuyos cuentos más conocidos son los futboleros, y su historia es bastante particular, porque sus escritos se oyeron primero en el programa de radio Todo con Afecto, de Apo, y luego se convirtieron en libro.

"El problema era que se criticaba al fútbol; no a la literatura. Ahora, este deporte ocupa un lugar de privilegio en los medios y está mucho más aceptado. Lo importante no son los temas, sino que los textos sean buenos", sostiene Sasturain. "Antes, una parte de los intelectuales consideraba al fútbol como el opio de los pueblos, porque distraía al público y había una condena muy fuerte", entra en juego Martín Caparrós, autor del libro Boquita.

El público parece que se acerca a este tipo de literatura. "A partir de los noventa, en el fútbol hubo un desequilibrio en favor del espectáculo televisivo, que dejó de lado la esencia misma del deporte. Paralelamente, se produjo una eclosión de relatos futboleros, que recuperan ciertos aspectos. Es como que se pudo ir a buscar a otro lado el placer perdido del potrero, de las tribunas", explica Sacheri.

Eduardo Sacheri

"El fútbol tiene mucha carga afectiva, pega en terrenos subjetivos, que son la fuente de la literatura y se conecta con muchos conflictos humanos: la hombría, la relación con el padre, los vínculos colectivos, el sabor de la cotidianidad", afirma Saltzmann.

En esta nueva relación entre las letras y la pelota, el periodismo deportivo no ocupa un lugar menor. "En los ochenta, algunos hemos escrito de fútbol en medios en los que la pelota no tenía lugar. Cruzamos la práctica con el soporte", acota Sasturain.

Sin embargo, hay dudas sobre si este tipo de literatura está influyendo en la forma de escritura de los medios deportivos. "Depende de las libertades que brindan los editores para volar. Pero veo en las revistas cada vez más recursos", explica Sacheri. "En el periodismo, no hay una actitud de formarse desde la lectura", considera Boccalatte.

El interrogante es si este tipo de práctica corre el riesgo de agotarse. "Lo importante es ir más allá. Siempre dudo de quienes sólo pueden escribir sobre fútbol. Quizá puede pasar de moda", señala Saccheri. "Es un territorio a seguir explorando; hay que buscar aquellos lugares paralelos que todavía no se descubrieron", se opone Boccalatte. Caparrós lanza una advertencia y otra mirada: "No sé qué alcances puede tener. Me cuesta pensar al fútbol dentro de la literatura, porque un partido ya de por sí es un relato extraordinario. Cuando vemos un partido, somos chicos oyendo un cuento, ansiosos porque llegue ese final que nos encandile".

La relación entre la pelota y los libros avanza, y no hay peleas conyugales. Por ahora, no hay noticias de un acta de divorcio.

Críticas de todas las ideologías, según Sasturain

"En la Argentina, el fútbol fue criticado por los puristas desde su profesionalización, en la década del 30. En los sectores de derecha, había un desdén hacia la pelota por considerar a este deporte como una práctica popular. Desde la izquierda, el progresismo consideraba a todo lo que fuera entretenimiento como alienación y pan y circo. Recién a fines de los sesenta se lo empezó a mirar de otra manera", contextualiza Juan Sasturain.

Camus no duda y le da las gracias al fútbol

"Tras muchos años en los que el mundo me ha brindado innumerables espectáculos, lo que finalmente sé con mayor certeza respecto a la moral y a las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol", escribió Albert Camus, nacido en Argelia y una de las mejores plumas en lengua francesa, que fue Premio Nobel de Literatura, en 1957. Camus, que murió en 1960 en un accidente de tránsito, era arquero o delantero, pero su carrera como futbolista se interrumpió a los 17 años por una tuberculosis.

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