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Distintas actividades personales me han llevado a dejar por un tiempo la actualización diaria que venia teniendo la página. De todas formas, nobleza obliga, los últimos partidos de Independiente y sus resultados no eran alentadores.
Lamentablemente, creemos que el sueño se terminó. El Rojo, en este torneo, está lejos de alcanzar el sueño del título. No sólo es responsabilidad de Independiente, quizás es una sobre ilusión fundada en un fixture extraño que lo dejó acumular puntos durante muchas fechas para enfrentarlo a rivales duros y clásicos sobre el final. De todas formas, viejo es el dicho que señala que "hay que jugar contra todos", y eso incluiría "sin importar el orden".
Algo parecido a cómo se cuentan los votos en las elecciones, cuando la sensación que se quiere dar es la contraria a la que en realidad es. Si comienzo por allí donde sé que gané, es probable que de una primera buena impresión, aunque a fin de cuenta, con todos los votos sumados, termine décimo.
Así las cosas, la consagración estaba a la vista, y volvemos a lamentarnos de aquellos tres puntos dejados en Rosario contra el Newell's de Caruso Lombardi. Quizás ese encuentro fue la bisagra que marcó diferencia con lo que pudo ser y lo que es. No se lamentan tanto los partidos frente a Boca, San Lorenzo o River -si bien es cierto que el Rojo, salvo frente a racing, viene mal en los clásicos- sino los que se dejaron escapar contra San Martín de San Juan o Banfield...
Pero lo que ha pasado ya no puede modificarse. Independiente tiene la obligación, y sus jugadores así lo harán porque han demostrado su capacidad, de sumar la mayor cantidad de puntos. Si lamentablemente el campeonato se nos escapa, no debemos olvidar aquello que temrinamos lamentando también torneos pasados: sumar puntos ayuda para ingresar a las copas que el Rojo debe, por historia, jugar siempre.

Emiliano Penelas

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