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Si bien el Rojo de Troglio se luce jugando por abajo, llena la vista el juego colectivo que entrelazan Montenegro, Denis y Sosa, el mediocampo ya no la rifa y juega la pelota a ras del piso, y se sale jugando más o menos prolijito desde abajo, es tiempo de pensar con la cabeza y no con los pies.

Ya hace unas fechas que el técnico de Independiente lo señalaba, y ante la consulta de los medios el domingo al salir del vestuario volvía sobre su discurso: que en un campeonato tan parejo el campeón rondaría los 40 ó 42 puntos. Y ahora luego de la victoria ante Olimpo fue más allá, señalando que si de los nueve juegos que restan, Independiente lograba ganar seis, era campeón. Por primera vez se mencionaba esa palabra a la que no hay que tenerle miedo, sino que significa que, como todos los hinchas, la ilusión está, el juego lo corrobora y los partidos lo confirman. El Rojo está para campeón, y Troglio volvió a decir el lunes que si no se logra ese objetivo "sería un fracaso". Si bien no estamos de acuerdo con esos términos, creemos que es un objetivo importante y que por muchas cosas estamos seriamente encaminados.


Quién nos va a quitar la ilusión, la esperanza y los deseos si hasta el mismísimo Bochini señaló que veía que Independiente está para campeón, que el fútbol que juega es el que le gusta a la gente del Rojo, que Montenegro de enganche es respetar la historia de nuestra camiseta. ¿Hace falta decir que así debe pensar la mayoría de los hinchas del Rojo?

También algunos jugadores, de manera más tibia, como marca el pudor o quizás una cautela acertada, dicen que se está para grandes cosas. Nosotros, como ellos, somos concientes de que el final del campeonato es duro, pero los rivales también se caen, y otros siguen jugando cosas que pueden distraerlos o fijar otros objetivos.

Llega el tiempo de hacer números, de usar la cabeza, de estar con la mente fría, pero con los pies calientes, la pelota a ras del piso y el juego claro.

Emiliano Penelas

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