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Con una formación mixta de arranque, Independiente jugó uno de sus peor partido del año y cayó por 2 a 0 ante Atlético Tucumán. Errores graves, cansancio y un nivel bajísimo en líneas generales fueron las causas de una derrota dura.


En una noche muy fea, sin saber qué hacer ante un rival que viene eliminado y jugó hace 48 horas, que le hizo dos goles de entrenamiento, al tranquito y sin oposición. 

Vaccari eligió un once inicial con un mix, y se evidenció lo que venimos señalando hace varios partidos: el plantel está formado por 12 o quizás 13 jugadores "titulares", y el resto está muy por debajo de su nivel. La primera mitad fue por lejos de lo peor que se vio en el equipo. Por momentos, exasperante y apático.
 
Individualmente, muchos mostraron por qué son suplentes y desperdiciaron una oportunidad única para mostrarse. De un error garrafal de Matías Giménez en mitad de campo, perdiendo una pelota tonta y sin reacción siquiera para correr al rival, que se fue sin oposición hasta el área y sirvió a un compañero para abrir el marcador.

Flojísimo también Fernández Cedrés, cuando venía teniendo buenas apariciones, desconcertante lode Hidalgo, y paupérrimo lo del fondo, con un Paredes absolutamente desconectado del equipo y los laterales regalando las bandas. 

En la segunda parte el técnico echó mano al banco y terminó poniendo a quienes deseaba preservar pensando en lo que viene. Otra marca insólita le dio el segundo gol al Decano, y pudieron ser más. ¿El Rojo? No tuvo ni una chance clara de gol en todo el partido. 

La preocupación por la derrota viene por el rendimiento, pero además por esa sensación que dejó parecerse a un equipo que se está quedando sin nafta.

Emiliano Penelas

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