En el mejor partido del ciclo Vaccari, Independiente se floreó ante Vélez y lo goleó 3 a 0 con autoridad y buen fútbol. Dos gritos de Ávalos, en el primer tiempo, y Cabral en el segundo, más las actuaciones de Montiel, Loyola y Lomónaco. Sólo empañó la fiesta la lesión de Millán.
Dejando atrás la mala imagen del segundo tiempo ante River, Independiente volvió a su casa y goleó a un rival siempre difícil como Vélez, con mucha autoridad y pasajes de fútbol como para generar ilusiones en los hinchas que llenaron el Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini.
Con un solo cambio respecto al equipo que cayó en el Monumental, el ingreso de Cabral demostró que el 10 no puede quedar afuera. Es conductor pero también rebeldía, desfachatez y la mente siempre puesta en ir para adelante. Junto a él, Kevin Lomónaco, en una posición siempre sólida tanto en la marca como en el ataque, siendo el primer delantero del equipo.
A eso hay que sumarle a un Ávalos encendido al que se le abrió el gol, que ya lleva cinco en el torneo y que esta noche marcó los dos primeros, uno bien de goleador yendo a pescar el rebote del arquero, y otro con un potente cabezazo de pique al suelo. La mala de esa primera parte pasó por la rápida salida de Millán, lesionado sin que el árbitro, el línea o el VAR señalen la falta y sanción al defensor de Vélez. Paradoóicamente la salida del juvenil le abrió la cancha a Montiel, que completó el podio de los mejores esta noche con Cabral y Lomónaco.
En la segunda mitad, cuando parecía que Vélez lo empujaba contra su arco, el Rojo llegó al tercero tras otra buena acción colectiva que terminó en Giménez, un amague, pase a Cabral y exquisita definición al ángulo para ponerle un broche a la goleada. Cuatro victorias en cinco presentaciones nuevamente líderes y una actuación para soñar. Así si, Independiente.
Emiliano Penelas
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