Independiente, que jugó desde los 20 minutos con un hombre menos por la expulsión de Luna, empató sin goles ante San Lorenzo, que dominó el primer tiempo pero no creó peligro. Los chicos del Rojo empujaron al final para dejar una imagen un poco mejor.
A priori, era el partido de "los juegos del hambre", entre un Independiente y un San Lorenzo qué deambulan por la zona baja de la tabla de posiciones, llenos de crisis económicas e institucionales. El Ciclón logró habilitar a sus refuerzos en la noche previa al clásico, el Rojo especuló con esa posibilidad, y ni siquiera hubo confirmación de los concentrados.
En el planteo inicial, Vaccari volvió al último equipo que había jugado como local, pero a los 20 minutos se quedó con un hombre menos por una falta absurda de Luna. El planchazo sobre el lateral hizo que el VAR llamara al árbitro y decidiera cambiar amarilla por expulsión. Así debió seguir el Rojo durante 70 minutos.
El rival tuvo la pelota durante lo que quedó del primer tiempo, y se jugaba en una sola mitad de la cancha, pero aún así no llegaba con peligro hasta Rey. Para el segundo tiempo el arquero sí fue puesto a prueba en tres ocasiones consecutivas, pero respondió con solvencia.
Los cambios le dieron aire a un Independiente que se hizo más compacto. Creció el Tata Martínez, que manejó el medio, sumó mucho Hidalgo y aportarin algo más de movilidad en ofensiva Tarzia y Maestro Puch. El empuje de los juveniles hicieron que llegaran las mejores situaciones del partido para un Independiente qué en los últimos 20 minutos cambió algo su imagen, pero no le alcanzó para ganar.
Emiliano Penelas
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