Independiente fue puro voluntarismo ante Barracas Central y no pasó del empate sin goles. El equipo de Vaccari tuvo la pelota pero no supo manejarla con claridad. Para colmo, al juez se le fue el partido que propuso ensuciar el visitante, que venía de cuatro derrotas.
Independiente es un equipo en formación, pero que respecto a lo que se vio antes del receso parece haber retrocedido e involucionado. Luego de la derrota sin atenuantes en Córdoba ante Instituto, el equipo de Vaccari recibía a un Barracas Central que arrastraba cuatro derrotas en fila.
Frente a un rival limitado, que vino a no perder y a cederle la pelota, el Rojo, que por tercer partido seguido vistió de azul, no supo qué hacer con ella ni con las numerosas oportunidades que dispuso de tiro libre o corner. Voluntad, empuje, a la carga. Ahí iba Independiente, sin ninguna claridad, sin generar jugadas colectivas ni de riesgo frente al arquero.
En la chatura general sobresalían un poco lo que intentaban hacer Santo López o Alex Luna, y era buena la tarea de David Martínez en el medio, colaborando en el quite e intentando jugar. Muy pobre lo de Ávalos, condicionado Fedorco, amonestado a los 10 minutos luego de dos entradas durísimas, y falto de conexión Marcone.
Para la segunda parte Vaccari optó por el ingreso de Hidalgo y el juvenil aportó más empuje, pero poco fútbol. El rival tampoco proponía, y en las polémicas se le fue el partido a Rey Hilfer, sumado al aura que arrastra el Guapo en torno a los arbitrajes.
En medio de una noche de neblina y humedad, hubo poco fútbol para ver y el 0 a 0 aburrió a todos.
Emiliano Penelas
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