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Con dos goles de Matías Giménez, y una actuación donde priorizó el orden, Independiente derrotó 2 a 0 a Sarmiento de Junín en una noche donde se vio una actitud distinta del equipo.


Ganó Independiente y eso ya es noticia. Pero eso no es todo porque si bien no le sobró nada, tampoco sufrió en exceso. Y como si esto fuera poco, como el vendedor ambulante sumaba a su propuesta, se vio un orden y una prolijidad en todas las líneas que también fueron inéditas en lo que va del torneo, más allá de las limitaciones que mostró el rival. 

En la primera parte el Rojo buscó con la pelota pero sin demasiada precisión ante un Sarmiento que vino a replegarse desde el principio y jamás se preocupó en generar juego. El equipo de Zielisnki innovó con jugadas preparadas en cada pelota parada, y aunque no le salían, insistió hasta conseguir que en una, casi sobre el final, Sarrafiore conectara con Matías Giménez y así el rubio marcó el primero de la noche. 


En la segunda parte Damonte movió el banco con tres ingresos, pero el Diablo pegó rápido y no los dejó acomodarse en la cancha. Nuevamente fue Sarrafiore quien envió un centro que cabeceó Giménez como indican los manuales y el 2 a 0 hacia justicia con el desarrollo y las intenciones de ambos equipos. 

Goundou, el 9 qué había entrado en el Verde, complicó un poco las cosas pero Independiente no pasó zozobra en ningún momento y con el correr de los minutos fue justificando la victoria. Las claves, además de la dupla qué participó en los goles, pasaron por la buena tarea del Chaco Martínez, la correccion en defensa y la solidez del doble cinco con Ortiz y la vuelta de Marcone. 

 La victoria trajo alivio y festejos en un viernes que garantiza un fin de semana tranquilo y unos cuantos días para seguir trabajando en lo que hoy pareció ser un nuevo comienzo. 

Emiliano Penelas 

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