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Independiente ganaba en La Plata pero el Lobo se lo empató en el primer tiempo y lo liquidó al comienzo del segundo. El Rojo es un equipo débil en el fondo, pero tampoco genera nada en ataque. Seis partidos sin ganar y un panorama negro sin solución a la vista. Mirá el resumen del partido.  


Deprime Independiente. No juega a nada, no logra sostener los partidos ni cuando gana aunque sea sin merecerlo, no aguanta físicamente un segundo tiempo, hace seis partidos que no gana y Falcioni, que llegó como salvador tras el mal paso de Domínguez, tampoco puede cambiar el rumbo de este barco que hace agua por todos los costados.

La primera llegada de Independiente fue gol. Un despeje largo para que Ferreyra llegue hasta el fondo, tire el centro y lo reciba de primera Leandro Fernández entrando solo por el medio. Le pegó como venía y la pelota sorprendió al arquero Rey, que tuvo una floja reacción. Ganaba el Rojo en La Plata y era sorpresa. Incluso tuvo chances de aumentar cuando un par de minutos después Ferreyra no llegó a dominar del todo la pelota en medio del área y se quedó sin definir lo que podía ser el segundo.

Gimnasia, que no había concentrado para este partido por atrasos en los sueldos, peleaba con la ilusión que lo convierte en uno de los que pelea la punta del campeonato. El Rojo perdió un par de pelotas en el medio y a la salida de un córner un rebote encontró solo a Benjamín Domínguez para empatarlo.

Con toda esa actitud, el Lobo salió a comerlo al Diablo en el segundo tiempo, sabiendo además que el de Falcioni es un equipo inestable, con una mandíbula de cristal y que acusa todos los golpes. Dos centros, a los 5 y 10 minutos, fueron suficientes para pasar al frente. Sosa que no sale, la defensa que no marca, y Gimnasia se ponía 3 a 1 liquidando el pleito.

Así se escurrieron los minutos y parecía que los jugadores sólo querían que el partido terminara lo antes posible. Se hunde el equipo, no se sostiene más este presente.

Emiliano Penelas

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