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En un comienzo de torneo flojo, a Independiente le faltó fútbol e inteligencia para afrontar el partido ante Esrudiantes, que lo ganó aprovechando errores ajenos en dos pelotas aéreas. 

El primer tiempo fue más luchado que jugado. Muy friccionado, carente de toda jugada colaborativa o asociada, o algún desarrollo criterioso de la pelota. El campo de juego no colaboraba. Después de todos los encuentros por los distintos amistosos de verano que se jugaron en el Uno bajo la lluvia quedó peor que el pisadero de Jesús María. Más allá de todo, fue una vergüenza que se presente un césped en esas condiciones en el comienzo de un torneo en 2022. 

Todo lo horrible que se vio en el primer tiempo quedó ratificado antes del minuto de juego del segundo, cuando le ganan la espalda a Laso y Boselli, entrando por detrás. De Insaurralde, cabecea solo al arco para abrir el marcador. Estudiantes entendió que lo que no se podía por abajo debí intentarlo por arriba y de cabeza también fue el segundo, por intermedio de Rogel, que le gana en el salto a Laso. 

Y fue el mismo defensor quien fue a buscar en un corner y recibió tras varios rebotes. De media vuelta descontó para el Rojo. Lo que siguió fue más lucha, el ingreso de Batallini mejoró en algo la actitud hacia el arco rival y justamente al ex Argentinos le taparon el remate que podría haber sido el empate agónico en tiempo de descuento. Con poco, le alcanzó para ser el mejorcito. 

El balance deja muchas deudas para el Rojo de Eduardo Domínguez, que deberá seguir trabajando para encontrar un equipo y un equilibrio, además de peso, si puede, en ofensiva. 

Emiliano Penelas

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