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El DT de Independiente pasó por Montevideo y habló de su pasión por dirigir, que vive con custodia policial, del Chivo Pavoni, de Messi y de Tabárez. 



Ariel Holan estuvo en Montevideo el fin de semana y participó en las conferencias de capacitación en la que habló del uso eficiente de la tecnología y la metodología del entrenamiento con una tremenda asistencia en el Radisson en donde recibió a Referí.

¿Cómo le fue por Montevideo?
Me invitaron a dar una charla, me encantó la idea. Nos enfocamos en un aspecto que es central en nuestros países de tener una visión integral de la problemática que tiene el entrenador para llevar adelante un equipo. El puntapié inicial es analizar económicamente con qué herramientas se cuentan para armar un plantel, en función del perfil de la institución que a uno lo contrate. Ese contrato del futbolista debe estar relacionado pura y exclusivamente al sistema de juego y a la alineación que el entrenador quiere jugar, y después, poner en marcha una metodología a través de los ejercicios que uno quiere llevar adelante, respetando las características naturales de los futbolistas con que uno cuenta, pero reforzando con jugadores de inferiores o que el club invierta, para llevar adelante esa idea. Este es el puntapié inicial porque del éxito o fracaso de una gestión, depende mucho el armado del plantel.

También la metodología depende del plantel.
Claro. Cada entrenador tiene su sistema de juego y lo que sí es contraindicado es tomar una posición laboral donde uno vea que no pueda llevar adelante lo que uno desea hacer.

¿Existen los entrenadores modernos?
Cada entrenador tiene un sistema de juego, una idea para plasmar en cancha, una alineación que le da más seguridad, pero no creo que haya entrenadores modernos o antiguos. Sí técnicos con miradas diferentes acerca de cómo plantear un equipo en la cancha.

Usted hace tiempo utiliza drones y hay técnicos que no los usan. ¿Eso le da una ventaja sobre los demás?
No. Un entrenador que tenga un buen mangrullo (una altura donde pueda filmar con una cámara común), no necesita un dron. Uno lo hace porque el plano en el que puede ver los desplazamientos del equipo, sirve para corregir o para ver si lo que uno pide se hace con eficacia que uno desea o no. Es una herramienta que contribuye al proceso de aprendizaje de los futbolistas o de enseñanza del entrenador. Otros utilizan videos. El asunto es darse cuenta que la imagen es una herramienta importante para convencer, corregir y ver dónde tiene que ajustar.

¿Con qué entrenadores del mundo se identifica?
A mí me gusta muchísimo Guardiola y también Joachim Löw. Después tengo un respeto profundo por Bielsa, por Simeone, por Jürgen Klopp, Sarri en Napoli. Tienen distintos estilos, pero todos grandes entrenadores. A nivel de selección me gusta mucho el Maestro Tabárez que hace muchos años que está y ha logrado que siempre compita en los Mundiales, también Pekerman en Colombia. El entrenador extraordinario no existe, sino que hay algunos que tienen virtudes que otros no, y eso es fascinante, porque pese a tener cosas diferentes, tienen cosas para aprender de ellos.

Más allá de que sus equipos tengan su sello, ¿le gusta imitar algo de ellos?
Me gustan porque el sistema que utilizan para que se relacionen los futbolistas entre sí, es de pase y recepción, de posesión del balón y a partir de allí desarrollar todo el juego ofensivo, de defenderse bien a partir de atacar muy bien, y porque aparte estéticamente disfruto de ver a esos equipos, entonces me encantan cómo son como entrenadores. Pero rescato que sus logran que sus equipos jueguen como ellos pretenden y eso también es un sello de un técnico.

Usted fue técnico de la selección uruguaya de hockey y llegó al tercer puesto Panamericano. ¿Fue un puntapié inicial para luego ser entrenador de fútbol?
Mi meta era llegar a dirigir en fútbol y tratar de dirigir a Independiente y el hockey fue una etapa de formación muy importante en mi vida para darme herramientas para estar preparado.

No hace mucho, algún dirigente de Peñarol se comunicó con usted para tratar de traerlo.
Tuvimos unas charlas y fueron muy interesantes. Peñarol es uno de esos equipos extraordinarios que tiene nuestro continente y era muy importante para mí que solamente pensaran en la posibilidad de que pudiera ser útil. Me sentí muy gratificado a pesar de que no se dio.

En su infancia, ¿cómo llegó Independiente a su vida?
En 1964 yo tenía cuatro años, Independiente ganó la primera Copa Libertadores y mi padre me llevó a la sede a festejar. Él y mi vecino eran muy hinchas del club, y a partir de ahí, tomé conciencia vaga porque era chico, de lo que era esa institución.

El hecho de haber llegado a dirigir al club del que es hincha, ¿qué significó para usted?
Estoy muy enamorado de mi profesión y hace más de 40 años que dirijo. Tengo mucha pasión por lo que hago y lo que siento cuando dirijo. Me levanto todas las mañanas feliz para ir a hacer lo mío, pero Independiente junta la pasión con la razón porque soy el técnico, pero es una pasión familiar muy profunda. Es el vínculo más profundo que me quedó de mi padre. Yo soy de una generación que el trato con los padres no era tan fraterno como ahora, era más distante. Y ese trato se potenciaba, se retroalimentaba cuando íbamos a la cancha. En el abrazo de un gol, en el compartir el camino hacia el estadio, en la confitería del club en la previa. Por eso raramente pueda volver a sentir esto en algún otro lugar.

Y además fue campeón de la Sudamericana hace poco.
¡Sí! ¡Y en el Maracaná! Fue un sueño. Le decía a mis compañeros y a muchos directivos "no me quiero despertar. Tengo miedo que mañana me despierte y me digan 'jugamos pasado mañana'" (se ríe). Fue algo inolvidable.

Si hubo un club argentino que tuvo uruguayos reconocidos fue Independiente. ¿Hubo alguno que fue su ídolo?
No soy objetivo porque tengo una profunda relación con él, y es el Chivo Pavoni. Siempre le digo a mis hijas que si Independiente es Disneyworld, el Chivo es el ratón Mickey. Es lo que siento que representa para el club. Fue un emblema extraordinario. Luis Garisto tuve la suerte de conocerlo, un ser extraordinario. Alzamendi después se fue a River, pero es inolvidable lo que hizo en el club.

También le ha tocado pasar un episodio complicado con el jefe de la barra del club que está preso. ¿Cómo vive hoy?Es un problema grande. En Buenos Aires vivo con custodia y mi familia también. No termino de aceptar que esto sea así. En nuestros países está muy desarrollado el rol de cada estamento del fútbol: la directiva, los entrenadores como protagonistas del gerenciamiento de los directivos de la parte deportiva que te dan, de los futbolistas que son los protagonistas principales, de los socios de los clubes que hacen su aporte, de los simpatizantes que pagan su boleto y también contribuyen, y de los hinchas caracterizados que tienen un rol que a veces se va de pista. Pasaron a ser más que grupos violentos, un sector empresario.

¿Qué puede decir de Messi?
Es un futbolista extraordinario y muchas veces hemos sido injustos con él porque le pedimos que resuelva lo que muchas veces no resuelve el equipo y como es uno de los mejores del mundo, si no el mejor, o el que batió todos los récords, creemos que por ese solo hecho, él tiene la obligación de que Argentina salga campeón del mundo en todos los Mundiales que él juegue y el deporte no se mide de esa manera. Es ingrato y es injusto. Por eso, espero que Jorge (Sampaoli) pueda encontrar un funcionamiento que a Messi lo contenga y que él pueda brillar como brilla en Europa.

No es muy original la pregunta, pero ¿se queda con Messi o con Maradona?
Maradona tiene la enorme virtud de los elegidos que él dice "yo lo hago", "yo puedo" y "yo soy feliz intentándolo". Messi no tiene ese rasgo distintivo, es más retraído, pero lo hace a través del fútbol. Lo que sí estoy seguro es que brilla cuando un equipo funciona y cuando brilla hace 100 goles en la Champions, lleva 600 goles. Decir quién es mejor, no es evadir la respuesta, sino que cada uno era o es muy bueno en un aspecto muy puntual. A Maradona le encanta ponerse la espada de San Martín o de Artigas. Messi es extraordinario, pero necesita que funcione un sistema.

Cruzando de calle en Avellaneda, ¿cómo ve a Lautaro Martínez en racing?
Es un futbolista extraordinario. Tiene muchísimas condiciones, juego aéreo en ataque y en defensa, es rápido, hábil, agresivo, valiente. Estamos ante un futbolista que en Argentina ha marcado la diferencia y sobre todo, en los últimos tiempos. Es un chico joven, tiene que ir a Europa y ahí hacer pie, porque Europa es para los elegidos. Tampoco se le puede poner la presión de antemano. No hay que apurarlo porque si no, se le hace un daño enorme. Hay que dejarlo tranquilo y que disfrute del fútbol.

¿Cómo ve a la selección uruguaya?
Admiro mucho al Maestro Tabárez. Me gusta el equipo y seguramente él debe tener que tomar decisiones como Sampaoli relacionadas a la conformación del plantel, que no es fácil, es muy duro humanamente, por más que un técnico sabe que estas son las reglas del juego. Tiene dos delanteros extraordinarios y debe estar pensando cómo acompañarlos si con un mediocampista de juego más adelantado, o con dos laterales que pasen bien al ataque con externos que también desdoblen, entonces tiene juego interno y externo. Con la experiencia que tiene y lo analítico que es, en estos partidos debe estar dilucidando lista y ajustes.

A Argentina, ¿la ve como para ser campeón del mundo?
(Piensa). Siempre son protagonistas los equipos históricos. No va Italia, pero siempre Brasil, Uruguay, Argentina, Alemania, son los clásicos. Alemania y Brasil están un escalón más arriba, y Argentina está ahí, en el límite de sumarse a ese lote y consolidarse definitivamente, o estar ahí, en la línea de flotación del lote. Depende del fixture, los cruces, del momento, de la puesta a punto, de cómo llegan de Europa los futbolistas, de que no haya ningún lesionado. De tantas cosas. En un Mundial, bajo esa lógica, el batacazo lo da un grande que de repente no está muy bien, pero aparece.

Marcelo Decaux
Diario El Observador, Uruguay

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