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Silva contó que sintió nervios en su debut en el Rojo. Holan me tranquilizó, dijo. 



Estuvo muy cerca de sumarse a Pumas de la UNAM, pero pegó en el palo y se mudó a Avellaneda. Estuvo a un paso de tener que volverse al Distrito Federal: la pelota volvió a chocar contra el poste. Estuvo al borde de debutar en Independiente con un gol olímpico, pero el caño le ahogó el grito. “¡Faaa! Imaginate lo que hubiese sido arrancar con esa carta de presentación. Casi se da, pero lo importante era ganar y lo hicimos”, cuenta Gastón Silva. “Hubiese sido incluso mejor de lo soñado”, añade. Y el grabador de Olé recoge la evidencia: su voz es la prueba irrefutable que hacía falta para comprobar que el uruguayo no es mudo. Desde su desembarco en el Rojo, el defensor había decidido refugiarse en el silencio. Hace tres meses que está inmerso en un conflicto. En la última temporada jugó en Granada, aunque su pase pertenecía a Torino. Su madre, quien lo representa, firmó un precontrato con el conjunto mexicano, pero un día antes de estampar la rúbrica, Ariel Holan lo llamó y el defensor se tomó el primer avión con destino a Buenos Aires. El equipo mexicano inició acciones legales y reclama una indemnización. Mientras el juicio avanza, el jueves pasado la FIFA decidió enviarle una habilitación provisoria para que el jugador pueda ser tenido en cuenta en el Rojo. Silva se estaba entrenando en Villa Domínico desde el 31 de julio y el 30 de agosto firmó contrato por cuatro años. El club le pagará a Torino u$s 1.4000.000 por su pase y el futbolista se hará cargo si hay que abonarle un monto extra a Pumas.

-¿Por qué insististe tanto y hasta resignaste dinero para venir?
-Es cierto, dejé de lado lo económico. Más allá de la plata, quería ser feliz jugando al fútbol acá. No sólo me esforcé yo, también lo hicieron el Club y el técnico.

-¿Pero cuál fue el motivo concreto que te impulsó a tomar la decisión?
-Las palabras de Ariel Holan y los consejos de los uruguayos del plantel. Sin dudas, fueron ellos los que me hicieron llegar. Además, Independiente es muy grande y su historia te empuja a venir.

-¿Estabas ansioso por jugar tu primer partido?
-Sí, bastante. Pero mis compañeros y el cuerpo técnico siempre trataron de tranquilizarme y eso me ayudó. Uno trabaja para salir a la cancha y se demoró mucho mi debut.

-Tu último partido a nivel clubes había sido en mayo en Granada. ¿Cómo te sentiste?
-Tuve un poco de nervios porque esta camiseta pesa. Hace rato que venía imaginando este partido. A veces eso te puede jugar en contra, pero Ariel y los muchachos me tranquilizaron y estoy contento porque se dio de la mejor manera. Veníamos de una semana difícil y teníamos la necesidad de ganar.

-¿Por qué tuviste que ser reemplazado al final?
-Sentí un poco de cansancio por los nervios y es por eso que terminé con una sobrecarga. Nada grave.

-Sorprendiste al hacerte cargo de varias ejecuciones de pelota parada. ¿Te lo tenías guardado?
-Venía ensayando en los entrenamientos. Tagliafico también estaba como opción para patear, pero se decidieron por mí. En Italia me ha tocado rematar, pero como soy alto generalmente me mandan al área a buscar los centros.

-¿Pateás tiros libres?
-Sí, lo he hablado y la idea es ir rotando con mis compañeros. Son varios los que le pegan bien.

-Ahora se te viene una semana especial...
-Sí, ojalá Uruguay clasifique. Quiero que empiece ya el partido con Venezuela.

Favio Verona
Diario Olé

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