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Más allá del Kun, Milito y los demás futbolistas presentes en la cena, quedó claro que la estrella en la noche de La Rural fue la Copa Libertadores, obsesión de los hinchas Rojos.

Todos la querían tocar, todos querían tener su foto con ella, todos miraban embelesados las siete chapitas que lleva con el escudo de Independiente, y la obsesión es siempre la misma, una sola: la octava Copa Libertadores para las vitrinas del Club.


La Copa que más quieren los hinchas del fútbol sudamericano, la que más veces está en nuestras vitrinas, es siempre una gema buscada y anhelada. Si hasta Moyano terminó sucumbiendo a sus encantos sobre el final de la noche y como en una reverencia pidió "la octava". Ojalá llegue pronto.

 




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