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Entre la secretaría de prensa del Fortín y el operativo policial, la prensa visitante no pudo terminar de ver el partido en Liniers. 


Por un lado, la diligencia de Vélez envió a los medios partidarios de Independiente a la cabecera qué en algún momento utilizaban los visitantes. Pese a la lluvia y la poca convocatoria del equipo local, la elección de enviar a los medios allí parecía exagerada.

Pero luego vino lo peor, cuando a los 30 minutos del segundo tiempo los policías asignados al sector comunicaron que se debía desalojar por cuestiones de "seguridad" y "precaución".

De nada sirvió un breve diálogo y la aclaración de que se trataba de medios acreditados por el club local. Las cuarenta personas que ocupabamos esa tribuna terminamos directamente en la calle, afuera del José Amalfitani, sin poder presenciar los últimos minutos del encuentro.

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