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Como en los torneos de verano, en el clásico de Avellaneda hubo dos jueces custodiando las líneas de fondo. Su rol pasó inadvertido, pero pudo marcar diferencias en el gol de racing.


En los Torneos de Verano habían debutado como una prueba dos árbitros adicionales detrás de las líneas de fondo, al lado de los arcos, con el fin de ayudar al árbitro principal en las situaciones determinantes en las zonas del área.

Ayer, en el clásico de Avellaneda, pudimos verlos por primera vez de forma oficial en el Libertadores de América. Sin demasiada injerencia en el juego, uno de ellos pudo ser decisivo en el gol de racing, cuando el arquero Rojo, Diego Rodríguez, consideró que la chilena de Lisandro López podía ser jugada peligrosa.

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