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Independiente dejó escapar un partido que se le presentaba favorable ante Banfield. No supo liquidarlo en el primer tiempo y en el segundo los cambios y la estrategia fue cuidar el gol, pero terminó penando.

Un empate dejó a Independiente con sabor a derrota, en un partido que lo tenía como dominador tras un muy buen primer tiempo, con juego, toque y vocación ofensiva, pero que no supo consolidar en un marcador más amplio, y terminó pagando su indecisión y los cambios del entrenador, que prefirió cuidar el 1 a 0 conseguido por Pisano antes de los 15 minutos de la primera etapa antes que seguir insistiendo por la vía que lo llevó a ser tan superior al Taladro.

No lo supo ni pudo liquidar el Rojo, no encontró la forma, falló en los metros finales. Banfield se regalaba en el fondo, pero no había efectividad en los de Almirón. Y cuando merecía el segundo, el técnico realizó la primera variable desconcertante: sacó a Benítez en el entretiempo y lo metió a Bellocq. El doble cinco con Méndez hizo que Mancuello quedara como virtual delantero junto a Albertengo, y se plantó de contragolpe.

El local se atrevía cada vez más, el visitante se metía cada vez más atrás. Hasta que un centro encontró en el rebote a un delantero de Banfield y cuando la pelota tenía destino fuera de la cancha Bellocq metió su pierna para que la pelota termine adentro del arco del Ruso Rodríguez.

Para más, Papa parecía ingresar para cuidar el empate sacando a Pizzini y Lucero recién entraba a falta de tres minutos en lugar de Albertengo. El final, frustrante, marcó un empate con gusto a derrota.

Emiliano Penelas

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