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Ante Tigre, Montenegro jugó un partidazo y Mancuello mostró otra vez tesón y personalidad, además de marcar el ansiado gol olímpico. Jesús Méndez, otro punto alto.

No es casualidad que en el mejor partido de Indepeniente en el campeonato, funcionando de muy buena forma colectiva, también hubiera grandes individualidades para recatar, como los casos de Daniel Montenegro y Federico Mancuello.

El Rolfi, que viene siendo la figura del Rojo en los últimos partidos, coronó ante Tigre uno de sus mejores juegos de mucho tiempo a esta parte, fue eje del ataque y patrón del ritmo de juego. Claro, estuvo muy bien secundado en el medio por Jesús Méndez y arriba por Juan Martín Lucero, a quien esta vez sí se le abrió el arco y pudo marcar al comienzo y final del primer tiempo, goles claves psicológicamente para el conjunto de Almirón.

Pero además Independiente en este torneo tiene un comodín preciado que es Federico Mancuello. El goleador del equipo es además quien pone garra, corazón y fútbol. Y frente a Tigre, una vez más como ante Central, Defensa y Justicia o Godoy Cruz (cuando se lo sacó Zárate), probó olímpico y en la segunda entró, hermoso, un golazo.


Méndez crece
Como había ocurrido ante San Lorenzo, y después de mucho tiempo fuera del once inicial, fue notable el rendimiento de Jesús Méndez en el mediocampo. El ex Central distribuyó juego, marcó y aportó la presencia necesaria en el meridiano.

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