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Jesús Méndez, que había entrado para equilibrar el mediocampo luego de que Independiente quedara con diez jugadores, terminó liquidando el partido justamente ante Rosario Central. No lo gritó, pero el Rojo celebró igual.

Con pasado Canalla, hombre identificado con los colores auriazules rosarinos, Jesús Méndez parecía no querer patear nunca esa exquisita pelota que Mancuello le cruzó para dejarlo solo frente a Caranta. Sin embargo, el desgarbado 8 hizo una pausa, dejó pasar de largo al defensor, amagó nuevamente ante el arquero y tocó suave a la red para liquidar el pleito.


Iban 40 minutos del segundo tiempo, y si bien Independiente no padecía, hacía rato que había dejado de atacar y con un hombre menos manejaba el partido sin la pelota en su poder. El gol de Méndez trajo la seguridad de que ya no se escaparía el triunfo, y clavó el puñal donde al propio jugador le dolía.

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