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Sin sobrarle nada, y ante un rival que terminó con 9 hombres, Independiente derrotó por 2 a 1 a Crucero del Norte. La victoria deberá servir en lo anímico, pero también para corregir muchas cosas.

Crucero del Norte es limitado, no tiene una figura que cree fútbol y su defensa muestra errores garrafales y hasta infantiles para un equipo profesional. Sin embargo, este Independiente puso en evidencia toda su inoperancia ofensiva y su falta de manejo de los partidos, y pese a la victoria y el festejo que sirvió de desahogo, los tres puntos debieran servir para trabajar sobre los errores.

Antes del cuarto de hora Matías Pisano, el mejor en la tarde de Avellaneda, sacó un gol tremendo clavándola al ángulo desde una posición casi imposible. El habilidoso volante Rojo demostraría en la segunda etapa que no era casualidad porque volvió a repetir la jugada, sólo que esta vez pegó en el palo y luego en el arquero rival.

El equipo de De Felippe era más que su rival, pero no tenía fuerza en ofensiva y a la media hora penó el empate de Crucero del Norte tras un grueso error defensivo y la ley del ex de Enzo Bruno anotándonos. La sensación agridulce flotaba en el entretiempo pero a poco de comenzar la segunda parte Menéndez se encontró con el gol al definir una hermosa pared de la que participaron Pisano y Montenegro.

Nuevamente el ventaja, y pese a que el rival no atacaba, la sensación era de intranquilidad. La defensa no estaba ordenada y arriba no se creaban situaciones, a excepción de la mencionada de Pisano. A falta de pocos minutos para el cierre, los misioneros perdieron dos hombres, y ni así el Rojo pudo aumentar la ventaja que hubiera sido aliviadora.

Tres puntos en casa, tres puntos vitales en lo anímico, y bastante por seguir trabajando.

Emiliano Penelas

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