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Los contratos están pesificados, pero a la hora de renovar vínculos o firmar nuevos contratos los jugadores quieren el dólar paralelo.
 
Fabián Vargas, una renovación difícil. Su vínculo con Independiente vence el 30 de junio y él quiere un contrato en dólares. Dice el tesorero Luis Felice: “No haremos locuras”.
Como pocas veces antes, los clubes argentinos anhelan concretar una venta al exterior a mitad de año para darle aire a sus castigadas tesorerías: con el dólar cada vez más alto, las cuentas en pesos podrían sumar varios ceros a la derecha. Para los jugadores argentinos, el objetivo ya no es sólo llegar lo antes posible al fútbol europeo: ahora, mercados como México, Ecuador, Paraguay o Chile los seducen de igual modo ante la posibilidad de cobrar los cada vez más huidizos billetes de color verde.

La mayoría de los futbolistas a los que se les vencen los contratos en junio no se pone de acuerdo con los clubes en la renovación de sus vínculos porque pretenden cobrar al valor del dólar paralelo y no del oficial.

El próximo mercado de pases, según reconocen los dirigentes de los clubes y los representantes, será uno de los más aletargados de los últimos años. El escenario no es azaroso y tiene un responsable directo: el dólar blue o paralelo, esa cuña que condiciona a la economía argentina y, claro, al fútbol local. Los futbolistas lo tienen claro: jugar acá es más seductor como vidriera deportiva que como salvoconducto económico.

Con el mayor panorama de quien observa el fenómeno a la distancia, Ricardo Canals, ex futbolista uruguayo y actual representante de jugadores, aporta su mirada desde el otro lado del Río de la Plata: “Para el jugador extranjero no es redituable el fútbol argentino. Y aunque los más jóvenes pueden llegar a priorizar la vidriera que significa, los más grandes lo piensan dos veces antes de ir. Cada país tiene su particularidad. Sin embargo, lo que ocurre en Argentina es único. No lo vi en ninguna otra parte del mundo”.

En Argentina, los contratos de los jugadores se pagan en pesos pero se acuerdan según el valor del dólar ante la desvalorización que ha ido sufriendo la moneda local en el último tiempo. Pero hay un inconveniente: mientras los jugadores quieren cobrar de acuerdo a la cotización del dólar blue, e incluso cifras superiores a modo de compensación por eventuales movimientos de la moneda norteamericana, los clubes pretenden pagar lo que indica el dólar oficial. “Cuando llega el momento de realizar algún contrato, negociamos una cifra en pesos y siempre tomamos como base la cotización oficial”, afirma Hernán Etman, vicepresidente segundo de San Lorenzo.

Eduardo Rosetto, representante de futbolistas, asegura que “esto se puede resolver con concesiones mutuas de las dos partes”. Y lo argumenta así: “Si las dos partes se ponen de acuerdo, se puede acordar una cotización intermedia entre dólar oficial y paralelo. A veces hay que resignar algo para no perder todo”. Los dirigentes de los clubes no lo reconocen públicamente, pero la solución que propone Rosetto es la más común a la hora de las negociaciones.

Luis Felice, tesorero de Independiente, pone un ejemplo sobre las variantes que se buscan para acordar determinados contratos. “Está prohibido establecer una cláusula de reajuste en los contratos. Por eso, en algunos casos, lo que se hace con los contratos más extensos es fijar un valor del dólar a cada año porque se prevé que, por ejemplo, en un año el dólar va a valer tanto”.

El presidente de River, Daniel Passarella, reconoció a fines de marzo que tienen “la voluntad” de repatriar a Javier Saviola y a Martín Demichelis, pero aclaró: “Es algo que depende de ellos”. Passarella no profundizó al respecto, pero está claro que se refirió a que ambos deberían aceptar una considerable rebaja en sus actuales contratos europeos para poder volver a River. En la dirigencia del club de Núñez saben que en el próximo mercado de pases contratarán entre tres y cuatro refuerzos, pero se encuentran en la encrucijada que les plantean las dificultades económicas del club, por un lado, y las pretensiones de los futbolistas de cobrar según el dólar paralelo, por el otro. “ El que quiera arreglar en base al dólar blue, con nosotros que se olvide. No estamos en condiciones de hacer locuras. Por eso estamos evaluando distintas ingenierias financieras para los refuerzos”, dijo otro de los principales dirigentes de River.

Hay varios casos emblemáticos de jugadores cuyos contratos demoraron en acordarse debido a la tasación del dólar. El pase de Juan Manuel Martínez a Boca fue uno de ellos. Boca acordó pagarle a Corinthians 3.500.000 dólares en cuotas por la mitad del pase. Cuando tuvo que negociar el contrato del jugador, el pase ingresó en un terreno de dificultades. Los tironeos surgieron porque entre un dólar oficial que oscilaba los cinco pesos, más el pago de los impuestos por parte del delantero, Martínez iba a cobrar el equivalente a un dólar inferior a los cuatro pesos. Luego, la dirigencia y el padre del jugador se pusieron de acuerdo para compensar ese desfasaje. Un camino similar recorrió la transferencia de Fabián Vargas a Independiente: el colombiano pretendía cobrar con un dólar por encima de la cotización oficial y finalmente acordaron en algo así como un punto intermedio. Pero el contrato de Vargas vence el 30 de junio y hasta ahora las negociaciones con su representante Daniel Combra se encuentran estancadas. Según el presidente Javier Cantero, “quiere cobrar en divisa extranjera”. Además, Boca lo quiere recuperar.

Las demoras en el acuerdo para que River haga uso de la opción del pase de Marcelo Barovero tuvieron un solo motivo: el contrato del jugador, que reclamaba cobrar al dólar blue. Las dos partes resignaron una parte de sus pretensiones y mañana se firmará la renovación.

Ricardo Schlieper, representante de futbolistas, es poco optimista cuando piensa en lo que se avecina a mitad de año. “No creo que en el próximo mercado de pases se realicen grandes incorporaciones. Los clubes no tienen dinero. También hoy se complica traer jugadores de otros puntos de América. Ya no es tan fácil traer jugadores de Uruguay, por caso. El mercado, como siempre, va a tener movimiento, pero el tema del dólar sin dudas va a ser un gran problema”, sostiene.

Al igual que los representantes, los dirigentes también estiman que el mercado de mitad de año será uno de los más apagados de los últimos años. “A los equipos argentinos se nos va a hacer más difícil competir con otros mercados. Los jugadores van a preferir ir a países como México, Chile o Perú, donde saben que van a poder cobrar en dólares sin dificultades”, analiza Rodolfo Molina, vicepresidente de racing.

Los contratos son como una soga de cuyas puntas tiran los clubes y los jugadores. Schlieper suma otra reflexión al respecto: “El dólar blue afecta a mis clientes porque el peso pierde valor todos los días. El problema se da en los contratos más extensos, como los de tres años, porque se firma en pesos a un valor con respecto al dólar que uno no sabe cómo va a evolucionar de acá a un año. Tenés que cobrar el año que viene una cifra que probablemente quede desactualizada”. Según Schlieper, los tiras y aflojes entre los clubes y los jugadores son “como las negociaciones por los inmuebles”. ¿El motivo? “El valor del dólar oficial es ficticio porque un jugador, como cualquier persona, compra el dólar al precio que fija el mercado. Como no se puede comprar el dólar oficial, se compra el paralelo al precio que se vende, aunque sea ilegal. Por eso es un problema”.

Los clubes suelen recorrer un camino en tren de hacer valer sus posiciones ante la situación de desventaja que tienen con las instituciones extranjeras. Lo cuenta fuera de grabador otro de los dirigentes de mayor peso en San Lorenzo: “Todos los contratos que hacemos son en pesos, aunque en algunos casos hay jugadores cuya cláusula de rescisión es en dólares por si llega a venir algún club de afuera y lo quiere llevar”.

Por Gustavo Yarroch Diario Clarín, domingo 26 de mayo de 2013

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