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Se jugaba un partido de fútbol en el que Independiente podía salir de la zona de descenso por primera vez en el torneo. El Rojo perdía 1 a 0 y cuando estaba por comenzar el segundo tiempo cuatro bombas de estruendo (dos de ellas sobre el arquero visitante) que obligaron a suspenderlo.


La gente se enfureció contra la barra. Volvieron los cantos de "mercenarios" y otros, en medio de corridas en la tribuna, inacción de la policía y un clima enrarecido. Los equipos se fueron al vestuario y solo quedaba el lamento y la sensación de impotencia ante la barbarie que solo buscaba perjudicar al Club y su Comisión Directiva, ademas de a los millones de hinchas genuinos que quieren ver y alentar a su equipo.

En los vestuarios la desazon por el encuentro suspendido. La sensación de haber tocado fondo en una sociedad corrupta y que avala desde el poder a las mafias organizadas y la soledad de una dirigencia frente a un problema que claramente la supera, sin encontrar avales de verdad en los demas dirigentes, AFA, organismos de seguridad y del Estado.

"No vamos a aflojar", "esto nos fortalece", "son delincuentes", "cagones sin huevos" fueron algunos de los calificativos que usó Cantero para referirse a quienes provocaron la suspensión de lo que era un partido de futbol en el que Independiente peleaba por escapar del descenso. Por esta noche, todo eso quedó en otro comentario, mucho mas grave que el 0-1 que mostraba el marcador.

Emiliano Penelas

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