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Independiente venció tras 17 fechas, y ese es el titular excluyente. Sin embargo, cuando tenía todo para golear a un rival sin lustre, Liverpool descontó y el 2 a 1 final dejó sabor a poco. La revancha, en un mes, pero la gente pidió ganar el domingo "cueste lo que cueste".


Tras 15 partidos por torneos locales y dos por Copa Sudamericana, Independiente pudo volver a festejar una victoria. Fue 2 a 1 ante el modesto Liverpool. Pudo haberlo goleado, tuvo casi todo para hacerlo, y sobre el final se volvió a relajar y en la única que llegó el Negriazul conquistó un gol que le servirá pensando en la revancha.

Fabián Vargas puso en ventaja al Rojo cuando apenas iban 6 minutos de partido e Independiente ya olfateaba el gol. Fue un buen arranque de los muchachos del Tolo, que presionaba en el mediocampo y llegaba con peligro por los laterales. Sin embargo, con el correr de los minutos mostró también las irregularidades defensivas que lo tienen a mal traer, contra un equipo al que le faltó el armador y con limitaciones avanzaba en el campo de juego.


Sobre el final de la etapa el Rojo merecía irse con mejor ventaja, que consiguió otra vez al inicio del nuevo período, por intermedio de Rosales. Gallego mandó a la cancha a Farías y Fredes para darle minutos, y también al pibe Benítez, otro que merece la confianza. El partido estaba para que el Rojo golee y guste levantando los ánimos de los hinchas y la autoestima del plantel. Sin embargo, no supo ser punzante, le faltó apretar sobre los últimos metros y se durmió al final, pagando con un gol en su valla otro desacople defensivo.

Si bien falta mucho para la revancha y lo que nos sigue importando es el resultado del domingo ante Unión (toda la cancha se lo recordó al equipo, por si había dudas) lo valioso más allá del sinsabor del final es que se rompió una racha negra y que quizás ahora sí podamos soñar con una levantada.

Emiliano Penelas

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