Independiente cortó la racha de 15 partidos sin victorias
por torneos locales, y más de 6 meses sin hacerlo como visitante, ante un
rival directo en la lucha por el promedio como Unión, en Santa Fe. Farías, los
dos goles del Rojo.
Emiliano Penelas
No jugó bien Independiente, no fue una actuación para
calificarla como el título del comentario, sino que hace referencia a los dichos del entrenador Américo Gallego respecto a la importancia de lo que se
estaba jugando el Rojo ante un rival directo y en su propia casa.
Para ser rigurosos, ninguno de los dos equipos jugó bien, y
ya desde el comienzo el partido fue muy friccionado, con poco fútbol y mucho
nervio. Independiente estaba lejos de jugarlo como la final prometida, y la
falta de actitud se transmitía desde la cancha a las tribunas. Para colmo, el
Rojo se llenaba de amarillas tontas y volvía a sufrir con las lesiones, ya que
apenas poco más de 20 minutos duró Santana en cancha cuando tuvo que dejar su
lugar a Vargas.
Hilario había tenido un par de tapadas claves al principio,
pero de a poco el Rojo inclinó un poco la cancha a partir de la posesión de la
pelota. Hasta que cerca de la media hora un centro de Morel Rodríguez encontró
mal parada a la defensa Tatengue y atento al Tecla Farías, que de media vuelta
a lo goleador, conectó a la red el primer remate al arco del Rojo. Sin hacer
mucho mérito, el Rojo se iba al vestuario ganando por primera vez en el torneo.
Y si muchas veces se le criticó al equipo su desatención en
los minutos claves al principio o final de cada tiempo, esta vez salió muy
despierto y a los 4 minutos del segundo tiempo nuevamente Farías ponía en
ventaja al visitante, en otra definición típica de delantero en una tarde
ajustada.
Unión sintió el golpe y por varios minutos se vio lo mejor
del Rojo, con un inspirado Rosales ingresando desde el banco para aportar juego
y tenencia. Sin embargo, no sería tan fácil volver a lograr los tres puntos y
hubo que sufrir hasta el final, y más desde que Chiapella descontó. Los emotivos
últimos minutos estiraron el nerviosismo, pero también agrandaron el disfrute
de la primera victoria luego de quince fechas de sequía.
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