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Pese al equipo renovado, lo que se vio en el campo de juego fue viejo y conocido para todos, con un Independiente que salió a no jugar y pareció conformarse con el empate desde el comienzo del partido.


En el comienzo del torneo, se vio una formación de Independiente muy renovada, pero lamentablemente repitiendo vicios del pasado, con un esquema demasiado conservador y saliendo a no perder, con una timidez exacerbada que finalmente lo dejó con poco.

Los optimistas verán en el empate un buen punto rescatado de visitante. Pero lo cierto es que el Rojo jugó con dos líneas de cuatro plantadas, y en ataque sólo apeló a un recurso que se repitió a lo largo de toda la noche: el pelotazo a Farías.

En el primer tiempo directamente no pateó al arco casi nunca, y tuvo en algunas esporádicas intervenciones de Hilario Navarro, y la solidez que mostraron Morel Rodríguez y Tula los motivos por los cuales el local no convirtió. Fredes no rindió, pero tampoco jugó como enganche. Se vio poco de Rosales y fue aceptable lo de Leguizamón, debiendo bajar muchos metros para entrar en contacto con la pelota.

Con poco, en la segunda parte Newell's seguía siendo más y mostraba el esquema de juego que pretende su entrenador. Martino, que como su colega Bielsa, juega a oprimir al rival, a meter doble marca sobre cada jugador rival, y esa presión era demasiado para un Independiente al que se le hacía imposible manejar la pelota.


El paso de los minutos solo hizo confirmar la idea que se vio desde el inicio, con los jugadores de Independiente cada vez más conformes con la igualdad, y los cambios que proponía Cristian Díaz así lo demostraban también. Un equipo en formación, nombres que deberán amoldarse y un esquema que tendrá que ir acoplándose con el correr de los partidos, es a lo que podemos aspirar en los próximos encuentros.

Emiliano Penelas

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