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Hombre de cine, nació un 3 de mayo. Fue basquetbolista y llevó al deporte a la pantalla. Era fanático de Independiente.

Polémico y transgresor, capaz de darle a sus pasiones una salida comercial que le permitiera defenderlas con audacia, tuvo con el deporte una relación activa, profunda y testimonial, que su última etapa como cineasta atenuó. Armando Bo, que había nacido un día como hoy en 1914, es parte de una saga escasa, en la que el deportista y el creador artístico convivieron en una sola persona que supo integrar ambas dimensiones en un tiempo histórico determinado.

Cuando Pelota de Trapo se estrena en 1948, con libro del periodista deportivo Borocotó y dirección de Leopoldo Torres Ríos, aquella película que sería señalada como la expresión argentina y latinoamericana del neorrealismo de posguerra, es el pase exacto que el Bo ex jugador de básquetbol (campeón con San Lorenzo, en la vieja Asociación Buenos Aires, en 1942) le hace al Bo productor y actor (su personaje se llama Eduardo Díaz, Comeuñas), para confirmarle que el deporte seguía, pero por otros medios. Hasta el banderín del Sporting Club de Villa Ortuzar, donde se filmaron algunas imágenes, puede ser leído como una muestra de cariño hacia el club que lo vio encestar de pibe.

Por ese clásico del cine argentino pasaron los jugadores Vicente de la Mata, Tucho Méndez, Higinio García, Saúl Ongaro, Oscar Sastre, José Marante, Fernando Bello, el entrenador Guillermo Stábile y los periodistas Fioravanti, Félix Daniel Frascara, Enzo Ardigó. Esa iniciativa exitosa, surgida de su propia productora SIFA, lo terminó de convencer de que era el camino que venía buscando.

Su Última Pelea, en 1949 (una historia ligada al mundo del box, donde intervino José María Gatica); Fangio, El Dominio de las Pistas, en 1950 (con participación de Juan Manuel Fangio y el periodista deportivo Luis Elias Sojit); Sacachispas (la historia del nacimiento de ese club, escrita por Borocotó); En Cuerpo y Alma, en 1953 (Oscar Furlong, Roberto y Enrique Viau, Héctor Armendariz fueron los basquetbolistas que contribuyeron con un Armando Bo protagonista de un guión que pasaba por ese deporte); El Hijo del Crack, también en 1953 y donde Armando Bo actúa rodeado de Angel Labruna, Mario Boyé, Pedro Dellacha, Walter Gómez, una especie de continuidad de Pelota de Trapo; Pelota de Cuero (Historia de una pasión), filmada en 1963, con un guión compartido entre Bo y Borocotó y protagonizada por Armando y su hijo, con la presencia de Antonio Roma y Ernesto Grillo -entre otros-, todas estas películas fueron más que una serie con el deporte como eje.

Armando Bo creció dotado de un cuerpo privilegiado como deportista que supo cómo darle continuidad a esa condición a partir de desarrollar otras formas creativas, en las que demostró conocimiento, capacidad de elaboración, recursos integrales para asumir la producción, la dirección y la actuación, pero partiendo de una sensibilidad que el propio deporte que practicó de pibe le ayudó a construir. La dimensión deportiva de su labor cinematográfica está reconocida en un libro clave y notable sobre el tema como Fútbol y Cine, del español Carlos Marañón.

Hincha de Independiente, Bo no olvidó al deporte ni siquiera en las circunstancias más inverosímiles.

Rodolfo Khun (el director de películas como El Señor Galíndez, Todo es Ausencia, Los Caminos de la Liberación, Pajarito Gómez), en su libro Armando Bo: la Pornografía Ingenua, publicado en 1984, tres años después de la muerte Bo, transcribe estas palabras del director, actor, autor y deportista, a propósito de su participación y la de Isabel Sarli en una película:

“El director era un hincha pelotas. Eran de esos que miran largo rato por el visor y eso a mí me pone nervioso, porque últimamente, cada vez que miro por una cámara siento que realizo algo siniestro…Para colmo ese tipo pretendía que dijéramos la letra en inglés, para lo cual nos había dado un librito de fonética. El primer día nos aguantamos pero después le dije: “Mister, así no va”. ¿Sabés que hicimos? Arreglamos con Isabel que en cada toma recitaríamos la formación de Independiente. ¿Te imaginás una escena de amor?. Yo la miraba y le decía: “Santoro, Sá, Pavoni”. Y ella contestaba: “Comisso, Raimondo, Semenewicz” con todo cariño”.

Fuente: 11wsports.com

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