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Independiente cayó por penales 4 a 2 ante el Jubilo Iwata, tras empatar en los 90' 2-2, con Hilario Navarro como figura. El arquero japonés contuvo los remates de Pellerano y Báez. El Rojo fue superado por un rival sin jerarquía.

Foto: Alejandro Ruzal

La Copa Suruga Bank quedó en manos del equipo local por segundo año consecutivo, cuando esta noche en Shizuoka el Jubilo Iwata derrotó en la serie de penales por 4 a 2 a Independiente, tras igualar en dos goles durante el tiempo reglamentario.

Independiente tuvo un planteo tímido, retraído y fue superado físicamente por un equipo que con lo poco que mostró le alcanzó para complicar a un equipo que mostraba gruesos errores defensivos y muy poco caudal de mitad de cancha hacia arriba.

Roberto Battión, a los 10' del primer tiempo metió la cabeza para meterla en contra de su propia valla, y la cosa comenzaba cuesta arriba. No generaba fútbol el equipo de Mohamed, sin Patricio Rodríguez y con raptos de velocidad para salir de contra por parte de Marco Pérez, en su debut sin siquiera haber formado parte de la Pretemporada con el resto del plantel.

Recién a los 28' llegó la primera de peligro para el Rojo, con un cabezazo de Battión y luego una chilena de Parra, que se esforzaba en soledad para pelearla solo ariba. Un centro sobre el área japonesa llegó hasta Eduardo Tuzzio, en el segundo palo, que puso el empate. Desde ese momento y hasta el término de la etapa fue lo mejor del Rojo.

En el segundo tiempo Independiente siguió apretando arriba a un equipo que no daba seguridad defensiva, y Parra armó un jugadón para dentro del área sacarse de encima a tres hombres y poner el 2-1. Todo parecía encaminarse a favor del Rojo, pero inesperadamente volvió a echarse atrás, no le dio la pelota al Patito, que ya estaba en el campo de juego, y dejó otra vez todo en manos del local.

El Jubilo empezó a crecer nuevamente y de a poco comenzó a darle trabajo a Hilario Navarro, que se transformaba en la figura de Independiente. El correntino tapó todo menos la volea de Arata, a los 13'.

Desde ese momento, el calor y el estado físico parecían ir en contra del trabajo del equipo de Mohamed, aunque los siete cambios permitidos por el reglamento de la Suruga parecieran ir en contra de las posibles excusas. Pero lo cierto es que el Jubilo se adueñó de casi todo, y el Rojo seguía sin preocupar a Kawaguchi, que tendría su cuarto de hora en los penales.

Allí Cristian Pellerano y Cristian Báez, de forma casi calcada, dejaban la pelota en manos del arquero japonés para malograr dos penales consecutivos. Llamó la atención que el juvenil defensor fuera uno de los ejecutantes de la tanda que inició Núñez y cerró Parra. Nasu, que había reventado el palo, traía esperanzas, pero el resto de los japoneses no fallaron y el 4-2 final fue triste para los hinchas del Rojo que esperaban celebrar en la primera Copa a disputar en el año.

En una semana el Rojo enfrentará a Inter de Porto Alegre por la Recopa. Sin dudas, será un rival muy superior al Jubilo Iwata, sumando el cansancio del viaje y el regreso de Japón. En el medio, hay muchas cosas por mejorar, y una tristeza para cicatrizar.

Emiliano Penelas

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