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La falta de madurez del plantel de Independiente asusta. Quedó de manifiesto hace un tiempo con una “medida cautelar” de no hablar debido a un rumor periodístico aislado que involucró a Carlos Matheu, y terminó por confirmarse tras la eliminación de la Libertadores: por más que las matemáticas propicien un milagro el cual en el fútbol no suele consumarse.

Después del primer fracaso del semestre, el objetivo era clasificar y quedó sin chances a falta de un encuentro, los dirigidos por Antonio Mohamed dejaron el Estadio en silencio sin siquiera dignarse a dar explicaciones ante semejante acontecimiento en la vida de un grande. Porque aún no se dieron cuenta que juegan en INDEPENDIENTE, donde muchos de ellos ni en sus mejores sueños lo habrían imaginado. El silencio de los culpables se prolongó pese a todo, como si tuvieran el derecho de dilapidar la historia y ni siquiera poner la cara; ni adentro ni afuera. Después de golear a Newell’s por 4 a 0 el capitán Carlos Matheu dejó el estadio arrogante, con una frase en su boca sedienta de “venganza” la cual avisaba “no hablamos ya se van a enterar mañana” con lo cual en el entrenamiento posterior se leyó un comunicado fantasma (no se pudo tener acceso al mismo, ni grabar a quien lo divulgaba) que marcó el silencio desde entonces. ¿El motivo? Un rumor lanzado vía Twitter que se estrelló de lleno en la humanidad del capitán del Rojo. Con lo cual los grandes pensadores de vestuario llegaron a la conclusión que ante el pésimo momento futbolístico que vivían era conveniente aferrarse al silencio como una gran excusa. Eso sí, no todos coincidieron en la determinación dejando de manifiesto que varios prefieren caer en la volteada y no generar un cortocircuito interno. Como ningún dirigente se encargó de pegar tres gritos en el vestuario y recordarles a estos circunstanciales jugadores que el Club existe hace 106 años y se hizo grande por otros baluartes, los muditos continuaron con su postura. Y lo lamentable fue que después de quedar afuera de la Libertadores no fueron capaces de tener hidalguía y pararse frente al periodismo para ofrecer explicaciones. El silencio de los culpables es un indicador de que todo les da igual, de que ni siquiera se sienten en obligación con su gente, esa que deja la vida por el Club y que en algunos casos hasta contribuye con la cuota social en el pago de sus sueldos.

Luis Stocik
Diario Popular, jueves 7 de abril de 2011

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