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Independiente fue goleado en la altura por la Liga de Quito, que marcó tres veces aprovechando las distracciones y errores del Rojo.

Un gol tonto apenas cuando se jugaban diez minutos, producto de un error de Maximiliano Velázquez, uno mde Matheu, al comienzo de la segunda parte, y uno grosero de Gabbarini al intentar desviar un tiro libre que iba hacia donde él estaba parado posibilitaron que la Liga se llevara un premio demasiado grande ante Independiente, que hizo un partido discreto, por momentos pudo llegar al empate, pero que terminó pidiendo la hora para no sufrir más caídas.

No era malo el primer tiempo del Rojo, que hizo un gran desgaste y jugó bien por abajo, con toque y desmarcándose, jugándole con la pelota a un equipo acostumbrado a tenerla. El planteo de Mohamed era de presión en el mediocampo y mucha movilidad de Mareque y Fredes, acompañados por los retrocesos de Gracián y con Facundo Parra como único punta.

Lo peor del equipo estuvo en el nerviosismo de los diez minutos iniciales. Cada centro del Equi González era un peligro para la defensa. Y a los 10', un lateral perdido por Independiente en ataque posibilitó una rápida contra de Liga, Ambrosi llegaba mano a mano con Gabbarini pero Maxi Velázquez la punteó y desacomodó al arquero Rojo. La pelota le quedó limpia al jugador local, que anotó sin oposición el primer gol.

Desde allí fue casi todo de Independiente, a través de un buen manejo de pelota al piso, toque y rotación, con un Leonel Núñez un poco más retrasado, que se cansó de pegarle desde media y larga distancia.

Cuando el segundo tiempo comenzaba con la expectativa de la igualdad, una buena pared entre Hernán Barcos y Miler Bolaños hizo que éste, entrando solo por el medio, defina cruzando suave sobre la salida de Gabbarini. Matheu, que no había marcado en la jugada previa, tampoco cubrió el ingreso del goleador.

Si bien el Rojo siguió yendo a buscar, lo último del equipo se vio a los 15' cuando un tiro libre de Gracián generó una serie de rebotes dentro del área. Desde ese momento, y a pesar de los primeros cambios del Turco, el equipo pareció sentir el peso de la altura y el desgaste hecho en los sesenta minutos de juego.

La Liga apretaba y las chances de que aumentara el marcador estaban flotando en el aire, porque el Rojo no daba más. Un tiro libre de Urrutia, y un error de Gabbarini en el cálculo al rechazar, le dieron el tercero al conujunto universitario.

Con nada más que hacer, el ruego era que no llegaran más goles, y todo terminara pronto.

Emiliano Penelas

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