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Independiente, perdido en la cancha y sin identidad, olvidó rápido lo hecho ante Peñarol por la Copa y cayó sobre la hora 1 a 0 con River. Mohamed dijo que cambiará los objetivos.

Es imposible descifrar cuál es Independiente. Si el del segundo tiempo que arrasó a Peñarol a puro toque, o el que salió a jugar hoy por los puntos en el campeonato local ante River. Era una final en la que los dos clubes jugaban por alejarse del promedio del descenso, y el Rojo se llevó la peor parte, quedando muy comprometido con la situación.

No hubo piernas, pero tampoco hubo fútbol, ideas o fuerza. Extrañaron los bajísimos rendimientos de Carlos Matheu y Roberto Battión, dos que no jugaron por la copa (el volante sólo lo hizo unos minutos). Tampoco fue satisfactorio lo de Matías Defederico, y ni siquiera era la noche del Cuqui Silvera, que tuvo un mano a mano irrepetible en la segunda parte y definió como en un "solteros contra casados".

River hizo mejor las cosas, sin demasiado juego aportó esfuerzo y sacrificio en todas las líneas. El Rojo se sumergía en sus propias incapacidades, saliendo mal con la pelota al pie o reventándola injustificadamente.

Cuando el cero a cero parecía pautado, sobre la hora Pavone aprovecha un error de toda la defensa de Independiente y define sobre la salida de Hilario como en un partido de baby. El mazazo fue terrible para la gente que llenó el Libertadores de América, y Mohamed, en la conferencia de prensa (pronto subiremos el video) aseguró que ahora el objetivo será el torneo local, para tratar de salir de la mala racha de 12 partidos sin victorias.

Emiliano Penelas

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