0

Mohamed ha dado en muy poco tiempo pruebas contundentes de su capacidad para dar vuelta este equipo, ahora tiene un desafío más inmediato: volver a darlo vuelta ante un resultado complicado. Su llegada directa al jugador también es una evidencia, pero con la motivación seguramente no le alcanzará para revertir el 0-2 y las últimas imágenes que ha dejado su Independiente. Es decir: lo anímico parece garantizado, lo que falta es lo futbolístico. El miércoles en Avellaneda el Rojo necesitará más juego que el que viene mostrando y variantes hasta ahora no demasiado explotadas. La ausencia de Silvera (expulsado en la primera final) le agrega un problema. Entonces el Mohamed motivador, conocedor profundo de la cabeza del futbolista, deberá complementarse con el Mohamed estratega, el que piense bien el partido y sobre todo, el que elija con ojo clínico a los intérpretes. Hasta aquí el soporte del Independiente finalista estuvo en el fondo, en Hilario y Tuzzio especialmente. Ahora necesita una figura de peso en el área de enfrente, alguien que desequilibre. Y lo tiene que encontrar en menos de una semana.

Adrián Maladesky
Diario Clarín, 3 de diciembre de 2010

La historia le juega en contra
La mística copera de Independiente tiene una asignatura pendiente. A pesar de tantas victorias, tantas hazañas, tantas vueltas olímpicas, tanta gloria en casi 50 años, ningún equipo Rojo pudo revertir una desventaja de dos goles en la revancha en Avellaneda. Nunca. Claro que no fueron muchas las situaciones adversas, pero los tres casos son testigos. El primer mano a mano que no pudo levantar Independiente fue la final de la Copa Europea-Sudamericana frente al Inter de Italia, en 1965. En Milan, el 8 de setiembre, Inter ganó 3 a 0. Una semana después, en Avellaneda, no hubo goles y, como el año anterior, el Inter de Helenio Herrera fue campeón del mundo. Veinticinco años y muchas copas pasaron para estar en una situación similar. Por los cuartos de final de la Libertadores 90, perdió 2-0 con River en el Monumental, el 22 de agosto. Siete días más tarde, igualaron 1-1 e Independiente quedó eliminado. El último antecedente sucedió en la Supercopa 93. En la primera fase, Independiente chocó con San Pablo. En el estadio Morumbí, el 6 de octubre, perdió 2 a 0. Y una semana más tarde, otro 1-1 lo dejó en el camino. Muchos hinchas rojos recordarán cómo se clasificó finalista el equipo que logró la sexta Libertadores, la cuarta al hilo, en 1975. Compartió en grupo seminfinal con Central y Cruzeiro. Tuvo un comienzo pésimo: perdió 2-0 en Rosario y también 2-0 en Belo Horizonte. Luego, venció 2-0 a Rosario en Avellaneda. Antes del último partido, el 6 de junio, Central y Cruzeiro tenían 4 puntos e Independiente 2. Necesitaba ganar 3 a 0 para llegar a la final. Y lo logró. Ahora necesita esa mística para ser campeón.

Oscar Barnade
Diario Clarín, 3 de diciembre de 2010

Publicar un comentario